3001. Jueves, 15 diciembre 2016

Capítulo Tresmilésimo primero: “No es sabio el que sabe dónde está el tesoro, sino el que trabaja y lo saca”. (Francisco de Quevedo, 1580 – 1645; escritor español).

Con esto del tiempo cambiado -parece que estamos en primavera todo el año-, y sobre todo con la vista puesta en las vacaciones de navidad, apetece hacer una escapada a la playa.

Normas a tener en cuenta para esos escasos días. Si tienes menos de 85 años no debes llevar la sombrilla a cuestas, es muy incómoda y el sol no es el mismo de agosto. Nada de aparatitos de música con altavoces, la playa no es una verdulería. Viste únicamente el bañador, salvo los chonis -canis- que sí pueden ponerse calzoncillos debajo. Se puede llevar cualquier tipo de calzado, katiuskas, chanclas, náuticos... lo que te nazca, pero siempre, siempre, sin calcetines. En la playa no se come, en todo caso se bebe. No lleves dinero, acabará desapareciendo de forma misteriosa. Si acaso se puede llevar un libro pero no lo leas, simplemente adopta una pose interesante que te sirva para impresionar. Perfúmate, la crema solar en estas épocas es secundaria -aparte de una asesina de peces- pero un poco de colonia, no.

Y lo más importante de todo: beber mucha agua con miel para las medusas. No evitarás que te piquen, pero te aclarará la voz y podrás gritar mejor al socorrista.

!Ah! y el agua es de todos, puedes mear en tu parte sin ningún problema.


... menos letras.

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