2993. Jueves, 1 diciembre, 2016

Capítulo Dosmilésimo noningentésimo nonagésimo tercero: “No sé por qué el ser humano se empeña en viajar al espacio, si no hay planeta más misterioso que el cerebro”. (Alfredo Quiñones 1968; neurólogo mexicano).

Sábado tarde-noche. Salón de bodas en un pueblo perdido de Castilla. Una pareja de unos 70 años (cada uno) deciden hacerse una sesión de fotos con el móvil. Ella se abraza insinuante a un árbol seco. Él se sienta lúbricamente en una silla. Ambos ponen morritos con poses seductoras. Los demás invitados los miran con asombro y las críticas a su actitud se vuelven cada vez más crueles. Si esto mismo lo hacen dos veinteañeros nadie se fijaría, lo verían con toda normalidad, pero lo hacen dos señores que peinan canas y la palabra más bonita que se escucha es ridículos.

Sutiles discriminaciones de las que nadie habla y de las que nadie parece querer darse cuenta.


... moriscos .

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