Los romanos, tan apañados ellos para todo lo que tuviera que ver con la higiene, usaban de dentífrico, entre otras muchas sustancias, la orina.
Pero como en todo, aquí también había calidades y calidades. Y en los asuntos de líquido miccional para lavarse la dentadura, ninguna orina era tan apreciada como la que producían los españoles. Una orina -oro líquido- que a modo de dentífrico de lujo era convenientemente comprada, envasada y transportada desde su lugar de origen, España, para ser vendida de forma exclusiva y selecta a una distinguida (y muy acaudalada) élite romana que llegaba a pagar verdaderas fortunas por tan dorado líquido.
Con la moda de lo natural y lo ecológico yo creo que un poco de marketing bastaría para que el negocio se volviera a poner en marcha. El producto lo seguimos teniendo y la calidad no puede haber cambiado mucho. Digo.
... con todas las letras .
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