A menudo estamos tan intoxicados por lo que creemos que es normal y tenemos tanto miedo a no entrar dentro de la supuesta normalidad, que olvidamos que cada persona es distinta y que sólo nos incumbe a nosotros el cómo, el dónde y el cuándo. Por eso, todos los manuales de autoayuda dicen que para disfrutar, y no entorpecernos a nosotros mismos, hay que dejar de preocuparse por lo que dicen o hacen -o dicen que hacen- los demás para, sencillamente, hacer lo que nos apetece a nosotros, con nuestro propio ritmo.
Hasta aquí la bonita teoría. La realidad es que es lunes, horario laboral y estamos haciendo justo lo contrario de lo que nos apetecería estar haciendo y al ritmo que nos han querido imponer. La realidad no tiene estilo ni talento. La realidad es una mierda. Y lo de la autoayuda, más.
... piratas.
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