2709. Jueves, 30 julio, 2015

Capítulo Dosmilésimo septingentésimo noveno: “Evitar riesgos equivale a renunciar a experimentar la mitad de las emociones que somos capaces de sentir”. (Brigitte Bardot, 1934; actriz francesa”).

Los vampiros... !uhhhhhh!, ¡qué miedo dan los vampiros! Unos seres que son inmortales, te chupan la sangre y !uhhhhh!… que si te muerden tú también te conviertes en vampiro. ¿Y dónde está el problema? Yo es que no se lo veo. A ver, pasas a ser inmortal, con lo que tendrás todo el tiempo del mundo para hacer lo que quieras; no hay que preocuparse de llenar la nevera nunca más porque uno se mantiene de la sangre de los demás y encima para alimentarse hay que ir por ahí comiendo los cuellos ajenos, que -siempre que se pueda elegir cuello- tiene su encanto.

Ahora vendrá el agorero diciendo: “joooo… ya, pero siendo inmortal verás morir a todos tus seres queridos”. ¡Coño, no tiene por qué! Que hay alguien a quien quieres mucho, pues le pegas un bocado, lo conviertes en un vampiro inmortal como tú, y ya está. ¿Qué hay alguien que te cae mal?, pues te quedas a su lado sin morderlo… y a disfrutar del espectáculo. Si es que son todo ventajas.


... nativos.

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