2701. Lunes, 20 julio, 2015

Capítulo Dosmilésimo septingentésimo primero: "A bicho que no conozcas no le pises la cola”. (Proverbio japonés).

En la vida hay cosas que están diseñadas para que uno las empiece y nunca las acabe. Por ejemplo los puzles, el típico regalo que te hacen cuando no saben que comprarte y que por alguna extraña composición mental no te los regalan de cien piezas, no, te los regalan a lo grande, de mil o dos mil. Que incluso algún día por inspiración divina lo acabas y lo llegas a montar entero, te queda un pedazo de cuadro de metro y medio que haber donde lo colocas.

Uno suele empezar a montarlo las tardes de domingo, sobre todo si llueve. Haces todo el marco de fuera -las piezas fáciles de encontrar- llega el lunes, y hasta aquí la aventura rompecabezas… que solo volverás a tocas cuando varias semanas después decidas que aquello estorba y lo guardes.

Hay que aceptarlo: por muchos domingos lluviosos que tenga el año los puzles nunca se acaban de montar. Y es verdad que las tardes de domingo lluvioso se inventaron específicamente para retozar en pareja, pero si uno no la tiene que sepa que antes de hacer puzles, hay trabajos manuales muchos más entretenidos. Y con final feliz.


... comiendo rápido

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