2615. Viernes, 6 marzo, 2015

Capítulo Dosmilésimo sexcentésimo decimoquinto: "Lo peor de las medicinas es que una de ellas hace necesarias a las otras". (Elbert Green Hubbard, 1856 – 1915; filósofo estadounidense)”.

Los medicamentos tienen varias formas de administrarse y de tomarse, pero hay dos que son prácticamente iguales. Unos son los comprimidos, (sí, igual que el aire o los archivos zip), en los que ciertas sustancias en polvo (vete tú a saber cuáles) son prensadas hasta que quedan compactas y resultan fáciles de meterlas en la boca y tragarlas, razón por la que los comprimidos suelen ser alargados y con los bordes redondeados. El otro tipo son las cápsulas, que viene a ser lo mismo, es decir un polvito, pero en este caso metido en un receptáculo que, impepinablemente, tiene que cumplir la condición de ser de dos colores. Las cápsulas son más pequeñas y fáciles de comer, algo que, de repente, me ha planteado una extraña asociación de ideas entre polvo, pequeñas y fáciles de comer: lo mucho que se parecen las cápsulas y los penes de los chinos.

Nunca meterme una cápsula en la boca volverá a ser lo mismo.


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