Indicador claro de vejez: las zapatillas de esta por casa. De pequeño las odiabas, te empeñabas en andar descalzo y aguantabas -resistiendo al máximo- los gritos continuos que te lanzaba tu madre para que te las pusieras. A medida que pasa el tiempo las zapatillas dejan de ser opcionales y se convierten en imprescindibles, porque el suelo está helado, coges frío, y te acaban doliendo hasta articulaciones que no sabías ni que tenías.
Aunque para indicador infalible, el resultado de un experimento que todos deberíamos hacer una vez al año (mínimo). Coger papel y lápiz y hacer dos listas, en una poniendo los medicamentos que uno toma; en otra grupos musicales. En cuanto la primera sea mayor, a ir reservando plaza en una residencia... que la lista de espera es larga. Las mariconadas de la edad, que no perdonan.
... pelos en la cara.
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