2481. Lunes, 21 julio, 2014

Capítulo Dosmilésimo cuadringentésimo octogésimo primero: “Ya he probado las prisas el sexo exprés y los amores precipitados. La abolición de los preliminares, los ombligos pasajeros, los te quiero a primera vista y los cuerpos fugaces. Me enamoré de desconocidos y los desquise a contrarreloj. Ya no quiero eso; Necesito un amor a fuego lento. (Juan A. M., 42 años, Informático).

Aunque uno puede abandonar este mundo en cualquier sitio y por millones de circunstancias, existe una pequeña posibilidad de hacerlo por una razón un tanto absurda: cagar. Para ello deben concurrir, obligatoriamente, dos circunstancias: haber padecido algún accidente vascular o insuficiencia cardiaca y, además, tener problemas con las deposiciones, por ejemplo si estas son habitualmente secas y duras. Cuando ocurre esto último, el estreñimiento obliga a realizar un gran esfuerzo, lo que concentra el flujo sanguíneo en el abdomen y hace que llegue menos sangre al cerebro y al corazón, lo que para personas con problemas del sistema circulatorio puede ser fatídico.

Claro que como la alternativa de no ir “por si acaso” es infinitamente peor... nada de cortarse que precisamente ese puede ser uno de los mejores momentos del día.

Así que, ¡a darlo todo!


... ovejas

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