2396. Jueves, 27 febrero, 2014

Capítulo Dosmilésimo tricentésimo nonagésimo sexto: " Tiendo a que me gusten los hombres misteriosos, esos calmados que cuando te miran, te hacen preguntarte: "¿El querrá matarme o llevarme a su casa?" ( Eva Mendes, 1974, actriz estadounidense).

Pregunta:
"Me repugna la corrupción moral de los jóvenes que se drogan. Sin embargo, me gustaría, aunque sólo fuese como experiencia científica, conocer qué es lo que se siente en tan vituperables actos. ¿Conoce usted algún sistema para conseguir mis propósitos?"

Respuesta:
Sí, hay un sistema que se ha puesto algunas veces en práctica por gentes de su misma entereza moral. Consiste en lo siguiente: vigile a un joven drogado y sorpréndale en el momento más agudo de su "viaje". Extírpele de cuajo la cabeza, extraiga los sesos y hiérvalos rápidamente en agua mineral con un diente de ajo y una ramita de laurel. Déjelos enfriar, añada unas otras de aceite de oliva y cómaselos rápidamente. Las neuronas del vicioso castigado conservan el suficiente tóxico como para que usted sienta los efectos que desea sin sentir el remordimiento de haber cometido un acto impropio de la moral al uso en la civilización a la que usted, sin duda, pertenece. Un acto científico completamente justificado para cualquier persona de bien que no quiera ser señalado el resto de su vida por la lacra de la droga. Atentamente.


... cucarachas

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