Mirarse a un espejo y no reconocerse es el principal síntoma que sufren –sufrimos- los afectados del síndrome de Capgras (llamado así por el psiquiatra francés Jean Marie Joseph Capgras), un trastorno que altera la capacidad de identificación de quien lo padece debido a una desconexión entre el mecanismo físico del reconocimiento visual y la memoria afectiva. El paciente ve un rostro conocido, sí, pero no experimenta las reacciones afectivas correspondientes a la visión de ser uno mismo, por lo que interpreta que es un impostor.
Y digo “sufrimos”, porque cada mañana por más que me miro al espejo veo un rostro conocido, sí, pero no el verdadero, el que lógicamente debería aparecer, el que en la realidad tengo, ése que es casi indistinguible de cualquier modelo de ropa interior del calvinklein.
Y seguro que no me puedo operar ni nada. Tengo miedo.
... paloma.
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