2237. Jueves, 30 mayo, 2013

Capítulo Dosmilésimo ducentésimo trigésimo séptimo: “Es demasiado fácil ser original haciendo lo contrario de lo que hacen los demás, esto es sólo mecánica” (Antonio Gramsci, 1891-1937; filósofo italiano)

El potramen en general no es nada en particular, sino el vago y matinal estar bueno -o buena- y nada más. ¿Cuándo y cómo saber si una persona esta buena? Ahora resulta que no basta con el cruzadomágico, el leotardo, una liposucción a tiempo a tiempo, el maquillaje de fondo, la raya del ojo abullonada, el hilo de oro bien tenso, la leche tratante y el autobronceado helenarubistein. Resulta que se ha descubierto últimamente que lo que le da más glamour a una persona es la cultura, saber cuatro cosas de Francis Bacon y Louis Aragon, mismamente, y el compromiso ideológico, porque nada enriquece más un vientre plano, alegra un buen culo, redondea las caderas y perfila el muslo como un poco de cultura general y una cita de Gramsci a tiempo. Esos centímetros que afean la silueta no serán nada si sabemos llenar los silencios del amor con algo más que botox y lacas de uñas.

Sólo hace falta ver los programas de la tele llenos de cuerpos impresionantes, sí, pero que no tendrían el más mínimo morbo si no fueran por la intelectualidad que destilan cada vez que abren la boca. Como debe ser.


...con ocho basta.

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