2123. Jueves, 15 noviembre, 2012

Capítulo Dosmilésimo centésimo vigésimo tercero: " Dirán lo que quieran, pero para las que tienen las piernas feas, usar pantalones es una buena solución” (Pedro G. 47 años, filósofo)

¿Qué fuerza, qué imán, qué poder oculto tenía aquel viaducto que inducía a la gente a arrojarse desde él? Nadie lo sabía. Un día fue un hombre de aspecto modesto. En otra ocasión una señora de edad avanzada, que antes de saltar la barandilla con grandes dificultades depositó varias bolsas con la compra del mercadona cuidadosamente sobre la acera. Colocaron a un guardia de vigilancia y con el tiempo también el guardia se arrojó al vacío. Colocaron a otro guardia, al cual doblaron el sueldo, y éste continuó en su puesto, por fortuna, hasta el día de su jubilación.

Los propietarios de la empresa nunca llegaron a saber la curiosa causa por la que el último vigilante cumplió con su trabajo. Ni se la imaginaron. Ellos eran así.


... pagano.

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