1980. Viernes, 2 marzo, 2012

Capítulo Milésimo noningentésimo octogésimo: "No importa que en Irán existan leyes contra la homosexualidad ya que nunca se aplicarán. Somos un pueblo sano y en nuestro país no hay ni habrá jamás homosexuales”. (Mahmoud Ahmadinejad, 1965; presidente de Irán)

Siempre hay anécdotas de absurdas leyes en los Estados Unidos en materia de decoro y coiteo. La mayoría sirven sólo como reliquias. Sin embargo, hay países en las que las cosas pueden resultar algo más peligrosas.

En Singapur, el país-estado donde por tirar un chicle al suelo te meten en el trullo, el porno, cualquier tipo de porno, está prohibido. Sin embargo, lo que por esos lares entienden como porno tiene unos límites un poco más amplios ya que consideran como tal que una persona esté desnuda en un lugar público (cosa aberrante con algunos cuerpos, también es verdad) pero también en lugar privado.. con la excusa de que puede ser vista -sin querer o queriendo- desde el exterior. Vamos que si te toca una vecina cotilla pertrechada de primaticos y, en un descuido al cambiarte el pijama en tu habitación te ve el culo, se considera una ofensa castigada con tres meses de cárcel y una buena multa. Y allí no se andan con chiquitas.

Lo que no entiendo es por qué no le ponen multa a la buena señora –o señor- que anda fisgando. En la mayoría de los casos los entrometidos mirones suelen ser flamantes propietarios de antiestéticos cuerpos que –aún vestidos- bien se merecen unas cuantas.



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