1776. Martes, 1 marzo, 2011

Capítulo Milésimo septingentésimo septuagésimo sexto: " No hay que querer estar por encima de las cosas, hay que estar dentro. No hay que querer saber por qué se vive. Sólo hay que querer vivir. Charles Ferdinand Ramuz, 1878- 1947; escritor suizo)

Francamente las palabras pronunciadas anoche en el hemiciclo fueron transcendentes, un gol que batió a la clase política por el ángulo más insólito. El discurso ha producido perplejidades y admiraciones de imposible digestión para los que por anquilosamiento de su fantasía han perdido el tren de la realidad desde hace más de una década. Hay en la pieza oratoria una prudente combinación de lo necesario y de lo imaginativamente aleatorio, porque al futuro, en política tenemos que pasarle la factura antes de que nos lance una andanada y nos desborde. Es preciso recordar que cuando en esta magnífica pieza parlamentaria se aborda el tema del desarrollo pluridimensional se afirma tajante y previsoramente:

“Cumba la macumba, hachancunga ponga. Eñi menee do lundo, cunba la Cuma bachancunga".

Dado el orden de prioridades, el tema de las materias primas debía ser sometido a un análisis de guante blanco, sí, pero también de atrevido bisturí. Resaltan por su trascendencia los párrafos dedicados a la crisis en la que estamos inmersos:

“Caba la bachurra chura la churra hipecacuana. Anda la bazumga meque di tamborile. Caucas, caucas y caucas.”


Más brillantez y osadía de desparpajo de este ardiente balón parece fuera del alcance de las posibilidades humanas.

No puedo menos que reconocer, con toda la modestia que me caracteriza, que como cronista parlamentario soy uno de los mejores. Para muestra sirve un botón. Ahí queda eso.



... tomando el pelo

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