1558. Lunes, 15 febrero, 2010

Capítulo Milésimo quingentésimo quincuagésimo octavo: "Comienza a vivir ahora. Deja de guardar la cristalería para las ocasiones especiales". (Mary Manin Morrissey, 1949, política estadounidense.)

Que los castellanos (por mucho tiempo que llevemos viviendo en su extrarradio) somos gente recia y con escaso sentido del humor (por no decir directamente que somos unos siesos incapaces de improvisar una sonrisa), no es ninguna novedad. Pero que la ironía, fina o racial, no tenga algo de sitio en algún recóndito rincón de nuestro interior debiera ser algo contraindicado por cualquier sanitario mental. Porque no hay como reírse de uno mismo para poder reír con los demás y esbozar una sonrisa picarona ante un análisis sesudo, por muy erudito que sea.

Me acuerdo que cuando era mozo, ya crecido, los Presuntos Implicados de Soledad Jiménez cantaban lo de "No hay humor, cuando hables de negocios desconfía de tus socios y cuando salgas a la calle lleva siempre tu impermeable porque no hay humor, para estos casos". !Cuánta razón tenían! Ahora resulta que aquí, en la tierra de los blogs, los foros, el twitter o el facebook pasa lo mismo que en mi pueblo, no se aguanta un buen rollo puñetero porque no parece serio, porque ofende. Cuando los que creen manejar este cotarro toman el mando, sugieren que las cosas de las que suelen hablar son demasiado importantes como para tomarlas a risa y así son pocos son los que tiran de sarcasmo por el maldito miedo a ser incomprendidos y no acertar con el mensaje.

No se me ocurriría condecorar al sentido y la práctica del humor como pilares fundamentales de la existencia pero sí me atrevería a decir que carecer de ello aleja más de la felicidad a quien sufre la tara. Porque reír en tiempos de crisis tiene mérito pero descojonarse en tiempos de cólera económico es un lujo al alcance de cualquiera. Solicito, parezco un abogado de la defensa, la moratoria de la seriedad y el hastío, del miedo y la oscuridad para ponerle un punto canalla a la vida que hace que esta por muy poco que de, parezca todo un lujo a nuestro alcance y disfrute.

Liberémonos de tanto estrés riguroso, de tanto burka virtual del oficialismo institucional y salgamos en cueros mentales al ring de la dialéctica. Coño, que no es tan difícil y proporciona instantes para recordar a lo largo de una vida. Además, !qué leches! es lunes de carnaval.

Que así sea.



Y por cierto, ya he decidido la casa que voy a comprarme. He reducido la lista a 20, !sólo a 20! por lo que no creo que exista ningún problema.

Se admiten regalos.

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