1546. Jueves, 28 enero, 2010

Capítulo Milésimo quingentésimo cuadragésimo sexto: "Aquí yace Ezekial Aikle muerto a la edad de 102 años. Los buenos siempre mueren jóvenes." (Epitafio en una tumba del cementerio de East Dalhousie, Nueva Escocia)

No debe de ser fácil decir algo ocurrente, algo original –y mucho menos divertido- cuando estás viendo que una señora de negro te está rondando. Sin embargo, hay quien ni en momentos tan apurados es capaz de sacar a relucir su ironía sin perder el sentido del humor.

A algunos les sale la vena dramática, como a la poetisa estadounidense Emily Dickinson susurrando “..la niebla está subiendo”; y a otros les da por protestar por lo inconveniente del momento en que la parca les hace la visita, como Arquímedes gritando: “!Espere hasta que haya solucionado el problema!”.

Los hay que se sienten aliviados, como la actriz Ethel Barrymore pronunciando en el lecho de muerte: “me da igual morirme, soy feliz”; y los que expresan deseos mundanos, como el dramaturgo Anton Chejov cuando -en tan final situación- lo único que se lke ocurrió decir fue: "pues hace mucho que no tomo champán”. Las hay desde lo más despistado, Diana de Gales diciendo “Dios mío, ¿qué ha pasado?”, hasta aquellos que lo tienen más claro que el agua, John Lennon diciendo: “me han disparado”.

Aunque pocos tan oportunos para decir una buena última frase como John F. Kennedy el día que lo asesinaron en Dallas cuando, respondiendo a la afirmación de la esposa del Gobernador de Texas: ”no podrá decir que Dallas no lo quiere...” pronunció, mientras recibía un disparo, el famoso “es obvio”.

... bandejas de hielo

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