1503. Viernes, 13 noviembre, 2009

Capítulo Milésimo quingentésimo tercero: "El verbo leer, al igual que el amar, no soporta el imperativo" (Daniel Pennac; 1944, escritor francés)

Aunque su fin sea reproducirse, nunca dejan de lado el placer que les produce hacerlo. A nadie le amarga un dulce. Por eso, y como la mayoría de las veces quedan insatisfechas con sus parejas, -ellos suelen concluir su coiteo en apenas treinta segundos-, las féminas de la especie suelen conseguir el orgasmo a fuerza de mover sus músculos perivaginales como si fueran un puño en lo que es una masturbación en toda regla.

Visto lo visto, la única diferencia entre la vida sexual de las elefantas y las de muchas mujeres humanas, es que las paquidermas pueden disponer, aunque sólo sea durante unos míseros treinta segundos, de un pene que puede llegar a pesar hasta los cuarenta y cinco kilos. Que ya quisieran muchas.

No somos tan distintos, no. Hasta el lunes pues.

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