Martes, 1 julio, 2008

Pequeña selección de textos ajenos para saborear este verano. 6.
"El placer es lo más deseable, lo sublime. Se dice "¡qué placer!" cuando cualquier cosa te ha hecho feliz, un viaje, una fabada asturiana, un orgasmo apoteósico, pero casi todos los placeres tienen sus inconvenientes. Y es que a unos les afecta más que a otros: depende de la edad, la salud... En realidad, son pocos los que resisten al placer sin sufrir alguna grave consecuencia, e incluso la muerte. Parece exagerado, pero son innumerables los amantes que en el éxtasis del máximo placer se les para el corazón y pasan a mejor vida. ¿Mejor aún? Eso es morir con honra, mucho mejor que con las botas puestas.

"¡Fumar es un placer!", lo canta Sara Montiel, mientras se fuma un enorme puro sin disimulada voluptuosidad. Y es verdad. ¡Fumar es un placer! Pero según las más rigurosas estadísticas, el tabaco produce miles de muertos, dañando los pulmones y bronquios del universo mundo. Sobre todo en EEUU, donde a pesar de unas multas astronómicas, siguen fabricándolo y publicitándolo, casi siempre con un vaquero y su lazo.
Es curioso cómo en los pueblos más escondidos de España, y donde la población es casi centenaria, los viejos no paran de fumar, fuman y tosen, juegan al tute, se sientan en los bancos helados de la plaza y en "un día como tantos", supongo que morirán con placer.

¡El placer de viajar! Pero vamos a ver, ¿viajar hoy? Caos en Barajas, retraso de los vuelos, los riesgos de los viajes trasatlánticos -a veces también en los nacionales-. ¿Y los fines de semana y los puentes? Cada año más desgracias en las carreteras, muertes y heridos, que de éstos ignoramos su suerte. Atascos, sueño, la siempre denostada suegra y los niños revoltosos, etc. Y luego, si llegas a tu punto de destino o vacaciones, las playas abarrotadas, que recuerdan los campos de concentración. Todos con radios, sombrerazos, sombrillas, cremas, potingues y salvo el cuerpo juncal de alguna jovencita, barrigas escandalosas, que pasean sin complejos y con la pretensión de ligar. Lo más que reciben, es un pelotazo de algunos chiquillos que juegan al fútbol playa.

¡Ah, la montaña! Aburrimiento de pinos y de abetos, parafernalia en invierno, de la nieve, piernas escayoladas, y en verano cuestas imposibles, envidia al ver cómo los jóvenes las escalan, con macutos donde llevan hasta el ordenador. Las moscas borriqueras... ¿de dónde salen, si ya sólo hay borricos en Rute, precioso pueblo de exquisito anís?

¡El placer de comer!, ya lo dije: o haces dieta, o lo que te gusta te sienta fatal, diarreas, vómitos...

Y ustedes dirán: "Usted es un amargado, todo le parece mal". Y aunque reconozco que el placer existe y que se canta, se busca, se obtiene, lo que no soporto es que tras gozar con tu pareja, le digas o te digan, esa cursilería de: "Amor, ¿has sentido placer?".

Creo sinceramente, que, aparte de éste de copular y el de comer y dormir -un placer que no hace daño-, si tengo que elegir un verdadero placer, me decido por el de leer. Si no te gusta el libro, lo cierras y a leer otro. Y escribir, escribir también es un placer, aunque sea tan mal como yo escribo. "
Transmongoliano día 5: Ekaterimburgo.
... "historias extra-ordinarias" todos los días.

Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

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