Lunes, 30 junio, 2008

Pequeña selección de textos ajenos para saborear este verano. 5.
"Querido Juan:

Hubiera tenido que hacerle caso a tu madre el día que me alertó sobre los avatares de la convivencia con un repertorio de consejos que parecían extraídos de un manual del «Reader Digest» o del diario íntimo de Cuca García de Vinuesa. Lo recuerdo bien. Ella, como mujer que ha construido una filosofía de vida a golpe de sentencias, no dejó pasar ocasión para apabullarme. Yo no entendía nada. Enfrascado como estaba en ponderar la textura de sus torrijas, apenas pude advertir que en un momento determinado arqueó las cejas y con tono cortante dijo: «Lo mejor, camas separadas».

Quince años después, cuando las noches de insomnio ya han hecho mella en mis quebradizas sienes, comprendo el alcance de aquella frase cargada de sabiduría. La mirada de conmiseración de tu madre era, sin duda, todo un manual de supervivencia inspirado en un largo historial de conciertos familiares. Porque, según ella, tu padre ya roncaba, y el padre de tu padre, y el padre del padre de tu padre. Roncaban todos como roncas ahora tú.

Lo he probado todo para neutralizarte: los interminables rosarios de chasquidos (modalidad en la que me especialicé nada más llegar del viaje de bodas), las pataditas en los riñones y los juramentos en arameo.

Pero ni caso. Tu concierto ha crecido paulatinamente hasta acaparar mis maltrechas noches. Todas las paredes de la casa acusan un temblor persistente, como un largo eco que parece nacer de lo más profundo de la tierra y que a veces alcanza las proporciones de un seísmo. Conozco bien la secuencia. Tras los impetuosos rugidos llega la súbita calma y un silencio espeso, terrible, se queda como suspendido en el aire. Al principio de nuestra convivencia creía que te faltaba la respiración y, presa de temor, me lanzaba a zarandearte. Yo no sabía entonces que pasados unos segundos regresarías de nuevo a las sábanas y tus ronquidos arreciarían con más fuerza. En esa segunda fase, el rugido es peor porque forma oleadas y, luego de traspasar puertas y muros, desciende por las escaleras hasta el portal. Dicho esto, no habrá de extrañarte que en la última reunión de la comunidad de vecinos se aprobara una derrama para construir un muro antisonido en torno a nuestro domicilio.

Hace tiempo que salí de la alcoba doméstica para exiliarme en la cama-nido del salón; después opté por instalar un catre en el descansillo, y ahora estoy preparando los bártulos para mudarme a dormir al juzgado. Tu madre tenía razón. Lo mejor son dos camas. Sólo olvidó añadir que las camas estuvieran en distintos domicilios.

Atentamente "
Transmongoliano día 4: Ekaterimburgo.

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Domingo, 29 junio, 2008

Pequeña selección de textos ajenos para saborear este verano. 4.
"Mi infancia universitaria son recuerdos de un profesor de Teoría del Estado que se empeñaba en defender el derecho de todos loshabitantes del mundo a participar en las elecciones americanas porque, decía, "las decisiones de la presidencia de EEUU nos afectan a todos, como un gran banco con múltiples sucursales repartidas a lo largo y ancho del planeta".

Ahora, con la plena certeza de que aquello de la doctrina Monroe ("América para los americanos") ha tenido efectos secundarios ("América para los americanos, y también el resto del planeta"), creo estar detectando graves errores en el censo electoral de EEUU: ¿Me equivoco o faltan miles de millones de votantes en dichas listas? "
Transmongoliano día 3: Moscú. Salida a Ekaterimburgo (1.816 Km).

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Sábado, 28 junio, 2008

Pequeña selección de textos ajenos para saborear este verano. 3.
"Esto es una esclavitud como otra cualquiera, le espeto a mi colega de gimnasio, que asiente sin dejar de flexionar su cintura desde el banco de abdominales. El sudor empapa mi cuerpo mientras veo, indignado, que mis tres series de 30 no han logrado que emerja ni una sombra de músculo bajo los excesos de mi abdomen.

El verano acecha y ahí continúan instaladas las cervecitas, las paellas, el cubata. Me consuelo pensando que a mi alrededor el panorama no es mejor. Todos tan sobrealimentados, tan adictos al mando a distancia, al móvil, al monovolumen, que tenemos que pagar adoptando posturas imposibles en sofisticadas máquinas diseñadas para rentabilizar nuestro esfuerzo quemando el mayor número de calorías en el menos tiempo posible.

Tengo agujetas en el sentido común, y me siento avergonzado por atreverme a llamar “esclavitud” a mi propia incoherencia. Desde la foto de una portada me miran tres niños esclavos, con los ojos rebosantes de dignidad. Cada uno, qué ironía, cuesta lo mismo que mi cuota mensual del gimnasio.

Gracias por obligarme a ejercitar mi raquítica conciencia, además de mi orondo cuerpo primermundista. "
Transmongoliano día 2: Moscú.

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Viernes, 27 junio, 2008

Pequeña selección de textos ajenos para saborear este verano. 2.
"Ya estamos inmersos en plena época de trashumancia humana. Durante dos meses los españoles nos desplazamos de un lado para otro como borregos por las cañadas de asfalto, del interior a la costa, de la montaña al mar. Y, naturalmente, en coche. Se supone que es la manera más barata y cómoda de viajar y luego, durante las vacaciones, a ver quién es capaz de prescindir del coche: hay que seguir moviéndose, en distancias cortas, de un lugar a otro.

Los largos viajes en coche suelen ser aterradores. Antes de la partida, el dueño del coche lo lleva a revisar a talleres sobrecargados de trabajo. Que si los neumáticos, que si cambiar el aceite, que míreme este ruidito que le ha salido hace unos días, que si la dirección. El día del viaje, los preparativos, el equipaje, los niños nerviosos, la abuela con vahídos por el estrés, los adolescentes de morros porque siempre están de morros, hay que dejar el gas y las ventanas cerrados.

Al principio, todo va bien. La gran excitación del viaje. Salvo que la copiloto dice "vete a la derecha, para coger la autovía, es más corto" y a los diez minutos andan dando vueltas por las Emes Cuarentas y Sesentas, en un tráfico infernal.

- ¿Hemos llegado ya? -pregunta la abuela despertándose.
- No, mamá. Todavía no hemos salido de la ciudad.
- Pues tenemos que parar, es la hora de mi pastilla para el reuma.
- Yo necesito hacer pis -dice el niño mediano.
- Pues no paramos hasta que hayamos hecho trescientos kilómetros -asegura el conductor-. Enfadaros con ésta -señala a su señora- que es la que me ha hecho equivocarme.
- Yo te dije que torcieras a la izquierda y te fuiste a la derecha.
- No. Tú me dijiste a la derecha y me fui a la derecha.
- Pero quería decir la izquierda. Y tampoco es para ponerse así, joder.

Por fin enchufan por la carretera adecuada. Empieza la gran discusión por la emisora de radio: unos quieren una F.M., el conductor, escuchar los deportes y los dos niños pequeños ya se han peleado por el videojuego. Después de gritar en arameo, se hace el silencio. Hay que parar para echar gasolina. La abuela se precipita al bar a pedir su café con leche con tostadas, los niños a mear y la mujer a llamar por teléfono, con urgencia.

- Creo que me he dejado la plancha encendida -confiesa la mujer. Y Sandra que no contesta. Tenemos que volver.
- De eso nada -dice el marido- si se quema la casa, que se queme. Pero nosotros seguimos. Ya vamos con retraso...
- Lo bueno de ir en coche, tú siempre lo dices, es que no hay horarios.
- Cómo que no. Tenemos que llegar antes de anochecer. Que la última parte es malísima. Venga vámonos.

Otra vez en ruta. A los pocos kilómetros, el conductor, se detiene:
- Me he dejado la cartera en la gasolinera. Tenemos que volver.
Tras los improperios, las discusiones, los insultos y los ataques de nervios, nuevamente en ruta y pasan las horas.
- Manolo, hay que parar y comer algo.
- Yo no quiero comer, quiero llegar.
- Los niños necesitan comer.
- ¡Y yo, y yo! -grita la abuela saliendo de su semi-coma.
- Que os den morcilla a todos. Yo no vuelvo a parar.

Al fin, enfadados todos con todos, odiándose a muerte, el coche y sus pasajeros llegan a destino. Los cerebros rumian en silencio venganza de los unos hacia los otros. Sólo se oye la voz de la pequeña, entre lágrimas:

-Y encima me se ha muerto el Kagamochi."
Transmongoliano día 1: Madrid – París – Moscú.

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Jueves, 26 junio, 2008

Pequeña selección de textos ajenos para saborear este verano. 1.
"Si por los calcetines fuera, todos seríamos cojos. Es su rencor por tenerlos siempre a nuestros pies. Los calcetines y los pies se llevan mal desde siempre, acaban el día pegados, y sienten un placer mutuo al separase por la noche, una vez libres del yugo del calzado. Así como los pies tienden a permanecer unidos de por vidas, salvo accidente, los calcetines son muy propensos a separarse. No hay gemelos que se lleven peor que los calcetines y más ahora, cuando, por inseminación del mercado, llegan en parto múltiple de cuatro en cuatro o de seis en seis.

Hay un calcetín que siempre tarda en aparecer y eso ya le ocurría incluso a personas metódicas que metían cada calcetín en su zapato con vistas a su reutilización. Una vez van a dar al cesto de la ropa sucia o al bombo de la lavadora, los calcetines, como las paralelas, sólo se juntan en el infinito, nunca antes. En la experiencia “spa” del lavado, los calcetines se separan; en el gozo del aclarado se distancian; en la carrera loca del centrifugado sigue cada uno su camino y al final, cada uno acaba tendido al sol separado del otro, salvo ese calcetín accidentado que pierde pie y cae al vacío y ese otro suicida que se defenestra porque no aguanta más la presión de la pinza.

La venganza por la dura vida que se hace llevar a los calcetines llega en esa hora acumulada al trabajo y arrancada al descanso en que hay que emparejarlos de nuevo, distinguiéndolos por sus elásticos, por sus remates, por sus tomates, por su algodón, por su lana, su lycra, su estampado, su talla, en una de las tareas más estúpidas y pelmazas que se conocen. Hay quien los anudan para lavarlos juntos, pero eso ya es sadismo guantanamero."

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1211. Miércoles, 25 junio, 2008

Capítulo Milésimo ducentésimo undécimo: "He descubierto que no hay forma más segura de saber si amas u odias a alguien que hacer un viaje con él." (Mark Twain, 1835-1910, escritor y periodista estadounidense.)

¿Hay que enamorarse de los sitios que nos deslumbran? la mayoría de quienes escriben –sea por encargo, sea por elección- sobre una ciudad, sobre un país, sobre un viaje, suelen hacerlo. Siempre he pensado que es un error. Y es que, tras el aura que ciega acostumbran a esconderse realidades escasamente susceptibles de inspirar tanta fascinación. Además, ese enamoramiento bien puede derivarse de una idea previa destinada a condicionar nuestras primeras impresiones. Salvo que, decepcionado por encontrase con otra cosa, el visitante termine por rechazar esa realidad que no concuerda con la que había previsto. De ahí que cuando el divorcio entre idea previa y realidad nos plantea un dilema, lo aconsejable sea suspender todo juicio hasta haberse familiarizado minimamente con los rasgos que definen esa realidad nueva.

Es lo que estoy intentado hacer, abandonar cualquier idea preconcebida ante un extraño viaje que me llevará a atravesar, a partir del viernes y durante más de veinte días, tres de los países más grandes de la Tierra subido a un mismo tren, un tren que prometen sucio y destartalado.. pero lleno de vida. Una experiencia curiosa que a buen seguro hará que acabe diciendo una y mil veces lo mismo que Don Miguel de Unamuno cuando después de mirar unos escaparates comentó en voz alta “hay que ver hay que ver la cantidad de cosas que no necesito”.

Esto seguirá –espero- renovándose de forma automática cada día con unos cuantos artículos que he copiado descaradamente de por ahí para que el blog se actualice a su aire mientras estoy fuera. Vuelvo el jueves 17 de julio. Espero.



... una historia "extra-ordinaria" para cada día

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1210. Martes, 24 junio, 2008

Capítulo Milésimo ducentésimo décimo: "El niño grita: !No vale!... !Dos contra uno!, y no sabe que toda la vida es eso: dos contra uno" (Ramón Gómez de la Serna, 1888-1963; escritor español)

Después de contar aquí el pasado jueves el particular sentido del humor que se gastaba el guasón de Heliogábalo organizando fiestas, han sido varios los correos preguntando algún detalle más de las mismas “por si se pudiera aprovechar algo de ellas”.

No es una buena idea. Tener sentido del humor (aunque sea tan elegante, sutil y sofisticado como el que demuestra Heli cuando cierra las puertas con los invitados dentro y les suelta unos cuantos leones) puede traer graves consecuencias. Y bien que lo sabía el pobre, que entre la manía que tenían en su pueblo de ir matando a cuanto emperador se pusiera por delante, y la de enemigos que se ganó con sus inocentes bromas, sufría un miedo casi patológico a morir asesinado.

Para evitar en lo posible semejante trance se había hecho construir un patio de pórfido (una de las piedras más duras que existen) al pie de sus aposentos para poder saltar a él y suicidarse en caso de peligro de muerte. Además, y para mayor seguridad, llevaba siempre consigo un anillo de esmeralda hueco relleno de un fortísimo veneno. Tampoco se separaba de un puñal de oro con empuñadura de diamantes y de una cuerda de oro y seda con que estrangularse si todo lo anterior fallaba.

Pero tantas precauciones no parece que tuvieran mucho efecto. A punto de cumplir los 18 años y cuando estaba desempeñando inexcusables obligaciones fisiológicas algunos miembros de su guardia pretoriana le asesinaron, asfixiándole precisamente con la esponja que el emperador usaba como sustituto del -todavía no inventado- papel de culo.

Nunca hay que perder el tiempo buscando tu destino, él siempre te acaba encontrando. O como decía menos finamente mi abuela: "ya no puede una ni cagar a gusto".

... spanish dollars

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1209. Lunes, 23 junio, 2008

Capítulo Milésimo ducentésimo noveno: "Aquellos que sólo quieren descansar, ¡cuánto trabajan para conseguirlo!" (Constancio C. Vigil, 1876-1954; escritor uruguayo)

Nunca he tenido muy claro si la dolorosa, insufrible e injusta condena de tener que venir a trabajar cada día (algo que no se merecería ni el peor enemigo) empezó con el desagradable incidente de la manzana en el paraíso o venía incluida en alguna enmienda adicional de las siete plagas de Egipto. Tampoco importa mucho. Ahora ya no se trata de buscar culpables sino de intentar remediar la situación. Y ya que hay que hacerlo, al menos intentemos buscar el menos malo de los trabajos.

Una vez descartado lo de actor porno (mis cualidades naturales, perfectamente demostrables, no han podido con los enchufes que controlan el negocio – digan lo que diga la gerontofilia está ahí y uno siempre iba a tener su público-) creo haber encontrado un trabajo que cumple, dentro de la obligatoriedad de tener que trabajar, mis expectativas.

Si en principio pensé en aspirar a la plaza portacorbatas, figura creada por Luis XV de Francia cuyo único cometido era abrocharle y desabrocharle la corbata al rey (una corbata que sólo llegó a usar una vez en su vida), he pensado mejor que me ofrezco como vaporizador natural, una empleó instituido por Popea, esposa de Nerón, que en una época donde no se habían inventando aun los vaporizadores, tenía por costumbre que una esclava se llenase la boca con perfume y lo pulverizase sobre su rostro y cuerpo.

Sí, evidentemente ha que trabajar un poco más que siendo portacorbatas, pero sólo la idea de escupir directamente a la cara del jefe todos los días y que encima te paguen por ello, tiene que compensar. Seguro.



... el membrillo: un remedio para todo

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1208. Viernes, 20 junio, 2008

Capítulo Milésimo ducentésimo octavo: "Mi horóscopo dice que hoy conoceré a alguien grande". (Jessica Lange en "King Kong", de John Guillermin; 1976)

Cuando llega la época de celo la mayoría de los animales resultan (resultamos) ser muy poco selectivos a la hora de buscar una pareja que les alivie de sus naturales apetitos. En tiempos de guerra todo agujero es trinchera.

El asunto no es caprichoso. Gracias a esta estrategia, por ejemplo, las plantas pueden engañar a una inmensa mayoría de insectos que, verracos perdidos como van, confunden la corola de la planta con una hembra de su especie y acaban pegándose un revolcón en ella para así, sin saberlo, acabar transportando el polen de su compañera ocasional hasta la próxima conquista.

Aunque no todos. Los grillos mormones, por ejemplo, no se dejan engañar tan fácilmente y usan un método que les suele dar muy buenos resultados: antes de ponerse a retozar con una presunta, la elevan en el aire eligiendo, para intercambiar sus fluidos, a aquella que más pese, a la más gorda, reduciendo así las posibilidades de acabar cohabitando con la primera hoja en forma de grilla mormona que se le cruce en el camino.

Curiosamente, y a pesar de los muchos estudios que sobre el tema se han realizado, la tasa de anorexia entre la población femenina en esta especie es inexistente.

Hasta el lunes.

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1207. Jueves, 19 junio, 2008

Capítulo Milésimo ducentésimo séptimo: “Lo mejor es salir de la vida como de una fiesta, ni sediento ni bebido." (Aristóteles 384-322 a. C.; filósofo griego)

Desde su primer día en Roma, ciudad a la que entró subido a un lujoso carro tirado por docenas de mujeres desnudas, Vario Avito Basiano (205-222), coronado a los 14 años emperador romano con el nombre de Marco Aurelio Antonino (aunque más conocido con el sobrenombre de Heliogábalo) se dio cuenta que gobernar un imperio no tenia que ser aburrido.

Aparte de darse esos pequeños caprichos que todos tenemos y que tanto ayudan a sobrellevar el día a día, como su costumbre por no beber nunca dos veces de un mismo vaso (que tenía que ser siempre de oro macizo), vestirse con ropas femeninas en las noches de luna llena o casarse con varios gladiadores en una misma ceremonia, Heliogábalo se hizo famoso por los banquetes que ofrecía a sus invitados, unos banquetes a los que asistía el todo Roma y que, como buen anfitrión que era, cuidaba en sus más mínimos detalles como bien reflejan los relatos de los innumerables cronistas de la época que el mismo emperador dispuso para que legasen sus hazañas a la posteridad.

En uno de ellos, y por aquello de celebrar que empezó a gobernar un año acabado en ese número, organizó la fiesta temática del ocho invitando para la ocasión a ocho jorobados, ocho cojos, ocho gordos, ocho esqueléticos, ocho enfermos de gota, ocho sordos, ocho negros y ocho albinos. Llegados los postres cada uno de ellos recibió ocho puñaladas en medio del alborozo general del resto de los invitados que podían participar libremente de espectáculo, y no sólo como simples espectadores sino también, si lo deseaban, como verdaderos protagonistas del mismo. Tan pocos invitados pudieron resistirse a participar que hubo que improvisar varias tandas más de ochos echando mano de los esclavos del servicio y así que ningún invitado se quedase sin participar.

Precisamente era la hora de los postres, cuando ya todo el mundo se hallaba bastante afectado por la bebida, para cuando el emperador guardaba su mejores ideas, ésas que le hacían ser el alma de la fiesta. Legendaria fue aquella en la que, con todos los invitados dentro, mandó cerrar las salidas del comedor e hizo soltar una manada de fieras salvajes a las que previamente había hecho arrancar los dientes y las garras, algo que, lógicamente, desconocían los aterrados comensales.

Hay gente que sabe divertirse de verdad.

... sueño

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1206. Miércoles, 18 junio, 2008

Capítulo Milésimo ducentésimo sexto: "Las leyes son semejantes a las telas de araña; detienen a lo débil y ligero y son deshechas por lo fuerte y poderoso." (Solón, 638-559 a.C.; legislador y político ateniense)

Vivimos de ideas recibidas, de viejas estructuras: la familia, el estado, la religión, los partidos políticos. Estructuras a las que seguimos adscritos pese a que han dejado de cumplir parte de su función. Y con ese material de derribo nos arreglamos como podemos, aún sabiendo lo injusto que suele ser el resultado final de un mundo en el que unos pocos afortunados lo tienen todo mientras el resto apenas tiene nada.

Sin embargo, en la historia de la humanidad ha habido momentos en los que la sociedad se dotó de medios con los que poder ser más igualitaria.

Pueblos como los Babilonios, que una vez al año cumplían escrupulosamente la tradición de subastar a las jóvenes en edad casadera. Los hombres tenían que pujar con altas sumas de dinero para conseguir llevarse a las mujeres más guapas. El dinero recaudado se repartía entre las menos agraciadas para que pudieran comprarse esposo.

Así, y salvando los casos extremos (que para eso todo en la vida es un función gaussiana con forma de campana) la cosa quedaba en feos ricos comprando guapas pobres para que feas pobres pudieran comprarse guapos pobres. Las guapas se casaban con los ricos y las feas se casaban con los guapos. Un equilibrio (casi) perfecto en el que (casi) todos quedaban contentos. (Vale, sí, todos menos los feos y pobres, pero estamos en Babilonia y aún quedará algún tiempo para que inventen Lourdes).

Un sistema social de redistribución de riqueza y de belleza mucho más justo que el actual en el que el liberalismo a ultranza ha impuesto la ley de la selva y hasta donde dos guapos y ricos pueden cometer la barbaridad de casarse entre ellos sin que nadie ponga el grito en el cielo. Una sociedad cuyos miembros son capaces de anteponer sus intereses personales o sentimentales al bien de sus semejantes menos agraciados tiene que ser una sociedad enferma.

... perla negras

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1205. Martes, 17 junio, 2008

Capítulo Milésimo ducentésimo quinto: “Yo sufría de incontinencia cuando era pequeño, y como solía dormir con una manta eléctrica, estaba continuamente electrocutándome"(Woody Allen 1935, actor y director de cine estadounidense)

Hasta ahora la reproducción de la huella dactilar ha sido el método más fiable usado para comprobar la identidad de una persona gracias, sobre todo, a su característica diversiforme (no existen dos impresiones idénticas producidas por dedos diferentes). Pues bien, no sólo la huella dactilar posee esta característica, también el miembro de cada uno resulta ser único e irrepetible, tanto que es posible identificar a cada persona simplemente por las particularidades del mismo. Y puesto que no hay dos miembros iguales, bastaría con digitalizar y archivar los de cada uno en grandes bases de datos para que, ante la menor duda, se pudieran comparar y verificar identidades. El sustituto ideal de las ya rancias huellas dactilares.

¿Ventajas en el cambio? Un evidente ahorro de tiempo a la hora de su uso, un ahorro de tiempo que vendría dado por las propias y evidentes características del nuevo elemento identificador mucho más práctico, fiable y fácil de interpretar que las huellas. ¿Cuántos guardias en las aduanas pueden distinguir con cierta rapidez una huella dactilar de otra en un pasaporte? pocos; en cambio, con el nuevo método si surge cualquier duda se saca, se enseña y un simple vistazo de comparación entre el real y la fotografía del pasaporte habrá bastado para comprobar la autenticidad del pasajero. No hay color entre andar mirando si coinciden un montón de rayitas negras amontonadas en un papel con otras que siempre parecen iguales a admirar que el buen trabajo de circuncisión que presenta el último pasajero colombiano coincide con el de su fotografía. Por ejemplo.

Es verdad que hasta ayer mismo como quien dice, la idea de mi amigo Pepe no podía llevarse a cabo debido a que sólo una parte de la población mundial contaba con miembro. Pero ahora, y aprovechando la lúcida idea de la señora ministra (titular de la Ministeria de Igual-dá) iluminándonos con la existencia de las miembras, ya no hay obstáculo alguno para ponerla en marcha. Por tanto, y a partir de ya, reivindicamos que en vez de las antiestéticas huellas dactilares, cada pasaporte contenga una foto de frente y otra de perfil -lo más realista posible- del miembro o miembra de su titular. Dicho queda.

... combatiendo el frío

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1204. Lunes, 16 junio, 2008

Capítulo Milésimo ducentésimo cuarto: "El trabajo es divertidísimo, nos pasaríamos horas y horas observándolo". (Mariano García, 38 años, funcionario de la Seguridad Social)

La empresa japonesa Denchi & Denkyū, -en japonés 電球 電池 (como si a alguien le importara)-, preocupada por mejorar el ambiente laboral en sus distintos centros de trabajo ha inaugurado, dentro de sus instalaciones, un completo y muy dotado cuarto de esparcimiento para que el personal pueda relajarse a gusto durante sus pausas laborales.

Por ahora, la actividad que más pasiones está levantando en el área es la de jugar con unos maniquíes que, con unos rasgos físicos muy parecidos a los de los jefes, los empleados pueden golpear con los bastones puestos a su disposición con la finalidad de desahogarse de las tensiones diarias.

El resultado no ha podido ser mejor, la productividad de la empresa aumentó el 10%.

Paso copia urgente del tema a los de Recursos Humanos -sección Prevención de Riesgos- recomendándoles que si al final ponen en marcha la idea por estos lares, refuercen convenientemente los maniquíes –especialmente algunos de ellos- o en menos de una semana habrán agotado el presupuesto de todo el año por la continua reposición de los mismos.

... mandíbulas

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1203. Viernes, 13 junio, 2008

Capítulo Milésimo ducentésimo tercero: "La sinceridad es un privilegio al que los hombres tenemos que renunciar" (Verano de corrupción, Bryan Singer; 1997)

Nacho Vidal, 24 centímetros de longitud y poco más de tres de grosor (justo ahora nótese un largo suspiro de insana envidia... que no son pocos los inconvenientes de tener que soportar un tamaño mayor...ejemmmm), en su libro "Confesiones de una estrella del porno" (Editorial Martínez Roca) afirma tajante: "el secreto para mantener más tiempo la erección es no comer nada desde varias horas antes de rodar".

Normal. Cuando uno come el cuerpo necesita movilizar una buena parte de su sangre hasta el estómago para que se lleve a cabo el proceso de la digestión. Como sangre hay la que hay (su volumen en el cuerpo no varía y -al menos que se sepa- todavía no tiene el don de la ubicuidad), si está en un sitio no está en el otro.

Algo que, además de tirar por tierra aquello de que una cena romántica es el preludio en una intensa noche de pasión (con el consiguiente ahorro de la misma, por cierto) debería de cambiar toda nuestra estructura mental: antes de la típica –y generalmente única- pregunta (“Hola, ¿eres muerdealmohadas o soplanucas?") se hace imprescindible exigir un informe detallado (y convenientemente compulsado) sobre el horario de las últimas comidas. Evitaremos más de una sorpresa. Hasta el lunes pues.

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1202. Jueves, 12 junio, 2008

Capítulo Milésimo ducentésimo segundo: “Burro que gran hambre siente, a todo le mete diente” (Refrán español)

El trabajo engorda. Y la afirmación no es gratuita. Trabajar es la principal causa de estrés en la vida diaria de cualquier persona. Cuando nos estresamos se dispara la hormona ACTH, una sustancia que estimula la producción de corticoides, como el cortisol. Ciertas células grasas, concretamente las del abdomen en los hombres y las de las caderas en las mujeres, parecen ser especialmente sensibles a los corticoides por lo que las personas con una alta concentración de estas hormonas tienden a engordar en estas zonas.

Pero, sobre todo, el peligro del estrés producido por el trabajo está en que se consume la serotonina, la hormona cerebral de la satisfacción, y eso tiene dos consecuencias nefastas que influyen en la dieta: por un lado, el descenso de la serotonia provoca al final del día una gran necesidad de comer, sobre todo hidratos de carbono u otros alimentos apetecibles pero poco saludables (el cuerpo procesa mal los carbohidratos después de las ocho de la tarde porque nuestro metabolismo funciona más lentamente), de picotear con ansia y de tragar como un lobo hambriento cualquier cosa. Por otro lado, esa tensión y el estrés acumulado a lo largo de día provocan una necesidad de autocompensación que se satisface fundamentalmente de dos formas: con la comida y con el sedentarismo.

La lógica se impone: dejar de trabajar mientras uno esté realizando una dieta debería de ser una medida de acompañamiento obligatoria de ésta. No puede ser que nos estén pidiendo que llevemos una vida sana y saludable y que nos esforcemos en mantener un peso correcto mientras se empeñan en que mantengamos uno de los hábitos que más contribuyen a deteriorar nuestra salud, trabajar.

... teflón

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1201. Miércoles, 11 junio, 2008

Capítulo Milésimo ducentésimo primero: "Los dioses tienen algunos rasgos humanos. Les gustan las ofrendas" (Eurípides, 480 - 406 a. C. poeta griego)

Que a lo largo de la historia el matrimonio como institución sólo ha sido tomado en serio por aquellos que antes ya se encargaban de blindarse contra él (y no es cuestión de señalar) da buena muestra el pueblo egipcio que, con un montón de dioses a cual más elegante, delgado y guapo (aunque a veces se les fuera un poco la olla poniéndoles cabezas de animales) eligieron como dios del matrimonio a Bes, un tipo grotesco, patituerto, enano, ventrudo y más feo que Picio que pasó a ser el encargado de bendecir todas las bodas de la época, unas bodas que de acuerdo con la moda que se estilaba por aquel entonces solían realizarse entre hermanos. Bien es verdad que no solían ser hermanos de padre y madre, pero tan cercano parentesco a la hora de unirse los contrayentes daba lugar a curiosos embrollos familiares, como el que le pasó a un fabricante de vasijas de Abydos llamado Merneptah, un hombre muy popular entre sus vecinos.

Merneptah, primo del Faraón por parte de madre, aunque también sobrino político y nietos ambos de abuelos consangíneos, estaba casado con su hermana de padre, que era a la vez sobrina de su madre (una de esas sobrinas de las que siempre se dice que no se sabe a quién habrá salido, pero se sabe perfectamente aunque no se pueda decir). Esta madre, a su vez, era nieta de su tío, prima de su suegro y tía de su cuñada, casada, por cierto, con un tal Nakimithu, que era pariente de no se sabe quién, aunque se sospechaba lo peor. Con lo que resultaba que su hijo era sobrino del abuelo de la madre, tío de su abuela (frívola shardana de Shardania, de quien se contaban cosas tremendas) por el segundo matrimonio de su tía con el padre del marido de una cuñada (individuo dócil y complaciente a quien se le atribuían injustamente parentescos inconfesables. Con todo lo cual resulta que la madre de Merneptah estuvo a punto de ser abuela de su marido si no hubiera sido por haber muerto antes de que se consumara el parentesco, lo que produjo serios trastornos en la familia de Abydos que se encontró de pronto con un alfarero con pluma encaramado a su árbol genealógico en calidad de madre del cabeza de familia, algo que dio lugar a largísimos pleitos.. Pero no se pudo evitar que Merneptah resultara primo hermano de la hija de su segundo matrimonio, consuegro de su tercera mujer (que era, por cierto, cuñada y hermanastra de la primera) y le faltó el canto de un duro para ser el padre de sí mismo.

Comentando estas cosas, los egipcios pasaban una veladas muy entretenidas.

... novelas románticas

Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

1200. Martes, 10 junio, 2008

Capítulo Milésimo ducentésimo: “¿Crees que Dios sabía lo que hacía cuando creó a la mujer? Cuando Dios comete un error, lo llaman naturaleza. ¿Qué crees tú? ¿Es la mujer un error... o nos lo hizo a propósito?" (Jack Nicholson en Las brujas de Eastwick, 1987; George Miller)

Sin el diablo, la historia ha perdido parte de su encanto. Fue uno de los tipos más activos de todas las épocas y anduvo siempre entre los primeros puestos en los paneles de popularidad. El diablo, astuto, cruel, despiadado, lascivo y feo (según los que nunca lo habían visto) tenía como principal ocupación el adueñarse de las almas de los mortales, y para eso utilizaba las más variadas estrategias, como la de hacer que un viejo recuperara la juventud, proporcionar belleza arrebatadora a una feucha, o a un miserable la riqueza o a un rico el poder o a un poderoso la tranquilidad.

Explotaba el diablo hábilmente la inextinguible manía humana de desear lo que no se tiene. Algo que nunca falla.

Ahora que se ha decretado el cese del demonio, sabemos que todo lo que hacemos se nos ocurre a nosotros. Con el diablo, aparte de cargarles las culpas a otro, quedaba la esperanza de que la cosa se remediara con los conjuros, el arrepentimiento y la penitencia; ahora sabemos que todo es irremediable, que no hay influencia maléfica sino que el hombre es así por naturaleza y no hay esperanza de que mejore.

Con el diablo vivíamos mejor.

... limpiacristales ecológico

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1199. Lunes, 9 junio, 2008

Capítulo Milésimo centésimo nonagésimo noveno: "El hombre cuya opinión nunca varía es semejante al agua estancada, y engendra reptiles en su mente" (William Blake, 1757-1827; pintor inglés)

Ya tengo trabajo para esta mañana del lunes. Muy respetuosamente pienso escribir una carta a mis superiores en la que, acogiéndome a la libertad religiosa que me otorga la ley, pasaré a comunicarles mis nuevas condiciones laborales que tendrán que cambiar sustancialmente después del paso de mi anterior situación, la de agnóstico convencido, a la actual como ferviente seguidor de los monjes hesicastas y de sus sabias, cultas e inteligentes enseñanzas.

Estos monjes, originarios de la antigua Grecia, practican la onfaloscopia. Sus reglas que yo tendré que cumplir desde ahora, no pueden ser más sencillas. Su único precepto impone cumplir con una técnica de oración, (a realizar sólo cuando uno la necesite), consistente en la contemplación del propio ombligo y la repetición de un nombre –el que uno a bien elija- al ritmo de la propia respiración.

Una vez satisfecho tal estado contemplativo, de tiempo variable según las necesidades que tenga cada uno, el resto del día es de libre disposición, a cargo por supuesto del Estado, que para eso tiene el deber de subvencionar organizaciones religiosas sean del tipo que sea. Y si encima resulta ser la verdadera pues con más motivo.

Lo dicho. Si, como es el caso de esta mañana, tengo un ataque místico onfalóscopico de no te menees y necesito meditar en mi misma soledad para encontrarme a mí mismo sólo van a tener que respetar mi libertad de culto sino, además, favorecerlo en todo lo que esté a su alcance proporcionándome las adecuadas condiciones. Por cierto, voy a ver si me dejan una almohada, que echar una cabezadita en una mesa de madera -por muy pulida que esté- acaba cortándoles los chakras a cualquiera. Así no hay manera de cumplir unos mínimos prefectos onfaloscópicos.

... secado rápido

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1198. Viernes, 6 junio, 2008

Capítulo Milésimo centésimo nonagésimo octavo: "El nacionalismo está basado en una idea simple: yo llegué antes que tú y, por tanto, tengo más derechos que tú" (Arcadi Espada Enériz, periodista español; 1957)

Por una de esas incongruencias que jalonan la historia en inacabable sucesión, en cuanto el hombre descubrió la posibilidad de viajar cómodamente se hizo sedentario, y, en lugar de ir de un lado a otro en busca de alimentos, aprendió que era mucho más práctico vivir junto a una mata de habas, una vaca y algún que otro animal (unos a los que el hombre daba de comer y otros que el hombre se comía). Había descubierto el sedentarismo. Sus traslados en el futuro los habría de hacer, más que nada, para arrebatarle al prójimo la mata de habas, la vaca, los animales y, ya de paso, lo que hiciera falta. Y muchas veces aunque no le hiciera.

Pero con el sedentarismo llegó también el ocio. Y fue ahí donde empezó todo. Con pocas cosas en que ocuparse, y sólo para distinguirse tontamente, la gente a la que no le gustaban las habas, plantó pepinos y se puso a hablar con acento diferente del de los que cultivaban trigo al otro lado de la montaña; inventaron palabras distintas para nombrar las mismas cosas y llegaron a no entenderse los unos con los otros. Los de las vacas de la meseta presumieron de cantar mejor que los recolectores de lechugas en el valle, quienes alardeaban de a su vez de saltar a la pata coja más lejos que nadie. Unos proclamaban la extraordinaria fecundidad de sus mujeres como si fuera una hazaña de su masculinidad; otros se vanagloriaban de la anchura de su río, como si lo hubieran hecho ellos; los de más allá ostentaban con orgullo unos pucheros con pitorrito de los que nadie conocía el secreto de fabricación, y los de más acá se jactaban de haber inventado el séptimo agujero de la flauta.

Se inició la acostumbre de apedrear a los forasteros, se inventaron unos símbolos para poder restregárselos en las narices a los vecinos y la gente empezó a estar orgullosa de ser de Entrepuentes del Río Seco, sin pararse a pensar que eso era puramente accidental, y que igual se le podía haber ocurrido a su bisabuelo plantar la mata de habas en Vladivostok. Y ahora sería ruso.

Claro que esto ocurrió hace 8.000 años, año arriba, año abajo, y la lógica evolución del mundo ha hecho que ya no nos parezcamos en nada a aquellos primeros antepasados nuestros tan cercanos al eslabón perdido. ¿Verdad?

Hasta el lunes.

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1197. Jueves, 5 junio, 2008

Capítulo Milésimo centésimo nonagésimo séptimo: “Para ser hay que ser percibido, o si un árbol cae en el bosque y no hay nadie para escucharlo, ¿hace ruido el árbol?” (Bishop George Berkeley, 1685-1753; escritor irlandés)

Los filósofos griegos han pasado a la historia por el uso de la dialéctica y el raciocinio diciendo cosas tan sensatas como que todo sale del agua (Tales de Mileto), que de donde sale todo es del aire (Anaximenos), que no, que el origen de todo es el fuego (Heráclito), que no se sabe, pero lo que sí es seguro es que el hombre desciende del pez (Anaximandro), y que nadie se baña dos veces en el mismo río (Heráclito otra vez),

- Pero eso del río es una tontería.
- Hombre ya sabe usted que el agua nunca es la misma.

Y ya estaba. Ya tenían suficiente para animar una conversación, incluso para hacer creer que había una conversación. Y así podían estarse varios años sin llegar a conclusión alguna. Bastaba con llevarse la contraria.

- ¿El amor? El amor es una locura, pues el deseo nubla la razón.
- Ahhhh no, el amor es una injusticia pues sólo se ama la belleza, y a los feos que los parta un rayo.
- Una incoherencia, eso es lo que es el amor pues también sienten deseos los que no aman.
- No, el amor no es más que una extravagancia ya que algunos no podemos amar si no tenemos más de tres al lado.

Y luego nos dicen que desde que vemos televisión nos hemos vuelto más tontos. Pues no veo yo tanta diferencia entre leer a los clásicos y vegetar delante de telecinco. Por ejemplo.

... sobre sus cenizas

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1196. Miércoles, 4 junio, 2008

Capítulo Milésimo centésimo nonagésimo sexto: "¿Puede haber algo más ridículo que la pretensión de que un hombre tenga derecho a matarme porque habita al otro lado del agua y su príncipe tiene una querella con el mío aunque yo no la tenga con él?" (Blaise Pascal, 1623-1662; científico, filósofo y escritor francés)

Seguro que esto es una perogrullada, pero no me importa repetirlo porque es de las cosas que parece que se nos olvida siempre. Sólo hay en la Naturaleza dos especies de animales que atacan a sus congéneres con la intención de destruirlos: la hormiga (sólo cinco clases de las innumerables que existen) y el hombre (de cualquier raza, color y religión).

Con la diferencia, a favor de las hormigas, de que éstas no ocultan su propósito, que es el de apoderarse de la despensa del otro para aumentar la propia. En cambio, el hombre, con el mismo exacto propósito, se escuda en rimbombantes conceptos y sublimes supuestas intenciones.

No le basta al hombre ser el asesino de su propia especie, encima va y lo explica.

... tragarse un chicle

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1195. Martes, 3 junio, 2008

Capítulo Milésimo centésimo nonagésimo quinto: "Copiando a todos los demás todo el tiempo, el mono un día se cortó su propia garganta" (Proverbio africano)

La decisión está tomada. Bajas al supermercado de enfrente y entre miles de cajas coges la que tiene la foto de la señora más sonriente y con el pelo más negro. Las nieves del tiempo más que platear mi sien la ha empezado a dejar blanco nuclear. Y a ciertas edades todo lo nuclear es peligroso. Además, si algo falla se va en seis lavados. Dicen.

Primer paso, prepararlo todo. Es lo que tienen la primera vez que uno hace algo, es la única dónde intentas organizarte y hasta procuras seguir las instrucciones. Busco el reloj de horno con forma de huevo color lila, ése que no he usado en mi vida, y una toalla para poner encima de los hombros, eso sí, vieja, que aunque en los ocho días de oro de la quincena blancolor hay un montón de ofertas tampoco es plan de estropear una de las buenas. Manos a la obra.

Primera dificultad, los guantes de plástico que trae no sirven. Intento meter dedos pero parece que no hay agujeros suficientes, digo yo que como parecen de dibujos animados quizá sólo tengan para cuatro. Me rindo enseguida y voy a por unos de latex que tengo en el cajón. Sí, es verdad, tengo varias cosas de latex en casa. Guantes también.

Hay que mezclar el líquido A con el líquido B y agitarlo. Lo mezclo, lo agito, y aquello cambia a un color rojo que empieza a no gustarme demasiado, hasta me da un poco de miedo. Resisto la tentación de salir corriendo. Estoy demasiado ocupado intentando que la toalla no deje ningún agujerito como para prestarle mucha atención a un color. Dice la caja que hay que aplicarlo sobre el pelo limpio y húmedo. Allá voy. La sensación de mojarme el pelo con los guantes de latex hace que me chirríen los dientes.

De pronto me miro en el espejo, me veo desnudo, con una toalla vieja en los hombros y unos guantes de latex en las manos. Me asusto mucho, me siento y espero a que se me pase. Cojo el líquido, que ya va poniéndose de un extraño color vomito de perro con gastritis, y lo dejo caer por el lavabo pensando... !pobres mujeres, lo que tienen que aguantar..!

... !qué película tan bonita!

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1194. Lunes, 2 junio, 2008

Capítulo Milésimo centésimo nonagésimo cuarto: "El amor ha provocado en todo el mundo más desgracias que muchas otras enfermedades. No entiendo por qué nadie se ha preocupado de buscarle una vacuna" (Camilo José Cela, 1916 - 2002; escritor español)

Desde muy antiguo, la mujer dice que el hombre es, entre otras muchas lindezas, cruel, despiadado, bravucón, egoísta, traidor, ingrato, agresivo, fantasma, depredador, jugador compulsivo de videojuegos, sucio, comodón, lujurioso, infiel, canalla y embustero.

Y, por añadidura, fanático de los partidos de fútbol.

El hombre sostiene que la mujer es, entre otras muchas exquisiteces, cotilla, terca, taimada, lenguaraz, astuta, obstinada, cruel, infiel, charlatana, lasciva, tozuda, trapecera, despiadada, lujuriosa, y embustera.

Y, por si fuera poco, gorda.

Es asombroso que teniendo estas opiniones los hombres y las mujeres unos de otros, hayan accedido ambos a colaborar tanto en las maniobras indispensables para la perduración de la especie. Y tantas veces. ¿Verdad?

Tengo el día reflexivo. Los lunes es lo que tienen.

... dinero de chocolate.

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