1099. Jueves, 3 enero, 2008

Capítulo Milésimo nonagésimo noveno: "... phone... home..." (E.T. en E.T.)

Tengo yo cierta obsesión por la suavidad del papel del culo. Al fin y al cabo es lógico, uno todavía tiene demasiados recuerdos de aquellos rollos de "El Elefante" que te lo dejaban como si hubiera pasado una barba de tres días.

Y hablo con conocimiento de causa.

Bueno, pues una cosa es que el papel para esos menesteres sea lo más suave posible -la importancia de la zona bien lo merece- y otra muy distinta el nuevo invento de sustituir el familiar limpiaculo de toda la vida por toallitas húmedas.

Y lo peor de todo es que no sólo se han quedado ahí. Por si no tuviéramos bastante aguantando el anuncio de unos niños cantando a grito pelado "..siempre con Kandoo... puedes hacerlo... Limpio con Kandoo... qué fácil eeeeessss... channnn" y que más que ir al retrete parece que se acaban de meter un chute de centraminas (ayyyyy pero por qué las quitaron con lo buenas que eran!!!) ahora van y sacan unas mentoladas para que, con una sola pasada, el culo te huela a menta el resto del día, algo que, evidentemente no consigue uno ni atiborrándose a caramelos pictolin extrafuerte.

Y no digo yo que estas toallitas no tengan utilidad en determinados y muy concretos momentos, -Clinton por ejemplo se hubiera ahorrado más de un disgusto de tenerlas-, pero no acabo yo de ver muy claro eso del "frescor de menta". Y no sólo porque la gente no suela ir oliéndole el culo a los demás, con lo que se hace innecesario perfumárselo habitualmente, sino, y sobre todo, porque cualquiera que en algún momento de su vida haya puesto en contacto una simple mucosa de su cuerpo con algo que contenga menta -con vaselina mentolada por ejemplo-, no le vuelven a quedar ni las más mínimas ganas de repetir semejante experiencia diabólica.

Y hablo -otra vez- con conocimiento de causa.


No hay comentarios: