1087. Martes, 4 diciembre, 2007

Capítulo Milésimo octogésimo séptimo: "La libertad no es el derecho a ser virtuoso: es el derecho a ser lo que uno quiere". Irving Wallace 1916- 1990: escritor norteamericano)

Ritual casi diario y de obligado cumplimiento al llegar al portal de casa: abrir el buzón. No es como el de la foto, aunque no por falta de ganas. Contenido:

Una revista gratuita de 60 páginas a todo color y papel satinado que, a pesar de lucir el portada "toda la información de tu barrio" no es más que una sucesión de anuncios de colonias y relojes y, ya al final, una carta de un presunto vecino quejándose de lo mal que se aparca en su calle.

Propaganda de un festival de jazz al que no pienso asistir.

Folletos de unos grandes almacenes recordando que la navidad es tiempo de regalos y que allí puedes encontrarlos todos

Folletos de unos grandes almacenes recordando que dejes algo de dinero para ir a las impresionantes rebajas que están preparando justo después de la impresionante navidad. Sí, esa misma navidad en la que te lo tienes que gastar todo, que para eso es tiempo de regalos.

Folletos de unos grandes almacenes recordando que en la semana fantástica que están preparando para después de las rebajas, habrá miles de artículos a precios imbatibles que no deberías perderte.

Un díptico de una clínica dental.

Un cartel anunciando que los señores del departamento de recogida de muebles viejos del ayuntamiento pasarán el domingo entre las diez y las doce para retirar -a todos los vecinos que lo deseen- todo lo que a los vecinos ya no les sirva.

Una invitación a un seminario sobre astrología hermética impartido por un eminente y reconocido terapeuta transpersonal gestático, especialista en feng-shui.

Un tríptico de la junta de distrito explicando lo bonito que están dejando los jardines del barrio.

Propaganda de una cadena de electrodomésticos en la que un señor que dice no ser tonto, poco menos que te da dinero si le compras un teléfono al que sólo le falta saber freír un huevo.

Una carta del ayuntamiento invitándome a unas jornadas de puertas abiertas en un museo al aire libre.

Una carta de un centro de belleza anunciando su gran oferta tres por dos por el inicio de sus tratamientos de chocolaterapia.

Propaganda del gimnasio de la esquina recordando los cuatro kilos que vas a coger estas navidades y cómo ellos, por un módico precio, te torturaran hasta quitarte unos cuantos gramos de los cuatro kilos que vas a coger estas navidades. Ya que, por si no lo sabías, estas navidades vas a coger cuatro kilos.

Tres hojas fotocopiadas: dos de muchachas rumanas que se ofrecen para limpiar por horas, y otro de alguien con nacionalidad indeterminada que pinta barniza, pule y abrillanta cualquier superficie sin dejar polvo, seriedad, resultado garantizado.

Un folleto de una agencia de viajes anunciando un descuento del siete por ciento si reservas ahora tus vacaciones de verano, y de otro del cinco si, ya de paso, las reservas todas en su agencia de aquí al dos mil quince.

Un anuncio de un restaurante que se complace en anunciar la puesta a disposición de su distinguida clientela de su nueva carta con platos de temporada junto con un menú degustación -al módico precio de 90 euros- y la especialidad de la casa: "Tartar de lentejas con espuma de plátano y fresas al aroma de jengibre y chocolate".

Dos dípticos de una cadena de pizzerías regalando -con cada pedido superior a 60 euros- una auténtica telaraña de superman (oferta valida hasta final de existencias, solamente en local o para llevar)

Cinco cartas del mismo banco. En la primera detallando que te han ingresado el sueldo; en la segunda que ya te los has gastado, y en la tres anunciando la tentadora oferta con la que podrás conseguir estupendas baterías de cocina al ingresar 100.000 euros (o más) a plazo fijo durante ¡solamente! quince años. ¿Te vas a quedar sin tu batería? Aprovecha esta excepcional oferta.

Resulta que cuando el correo es electrónico todos nos liamos a poner filtros como posesos, pero cuando se trata de los buzones tradicionales (el día que pueda me pongo uno como el de la foto) a nadie se le ocurre protestar por que los llenen todos los días con las cosas más inútiles. Al fin y al cabo, de todo lo que recogí ayer sólo me resulta útil la comunicación del ayuntamiento anunciando la hora a la que pasarán a recoger el próximo domingo los trastos viejos a la calle. Más que nada para no salir durante ese rato. Hay demasiadas posibilidades de que me confundan con uno de ellos y terminar en el camión.

... de lado a lado de la Tierra.

Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

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