997. Miércoles, 20 junio, 2007

Capítulo Noningentésimo nonagésimo séptimo: "Es terriblemente triste que el talento dure más que la belleza" (Oscar Wilde, 1854-1900, dramaturgo y novelista irlandés)

Si analizamos un poco el asunto, y aunque habrá tantos casos particulares como personas, podíamos resumir el tema diciendo que existen solamente dos procedimientos para mantener una relación medianamente larga con la misma persona.

El primero es casarse con ella; es sumamente sencillo si se muestra conforme, lo que suele depender de una cosa muy simple: que se enamore o no de nosotros. Con los padres es mucho más fácil: en cuanto uno insinúa sus intenciones le abren emocionados los brazos y con una rapidez un poco sospechosa, re lo adjudican, dándote a entender, poco más o menos: “toma, majo, te ha tocado; para ti para siempre. No se admiten cambios ni devoluciones. Que el señor te ampare”. Esta solución está bien vista por todo el mundo y es la que más se ha llevado a cabo.

El segundo sistema es más complicado y su éxito depende de muchos imponderables. Hay que convencerla de que somos unos tipos fenomenales, de que nos resulta imposible vivir si ella, pero que no podemos casarnos porque ya estamos casados, porque rocas por la noche, o por lo que sea. Son de gran ayuda en estos casos los detalles espirituales: un día se le regala una rosa; otro día, un ipod de 80 gigas, si es preciso un descapotable, y ella, en algunos casos, se aviene a razones. No es un método seguro, como es natural, pero es menos comprometido que el matrimonio y, aunque a primera vista no lo parezca, resuelta también mucho más barato.

Cualquiera de los dos métodos tiene pocas (muy pocas) ventajas y muchos inconvenientes. Lo que no acabo de entender es por qué la mayoría de la gente nos empeñamos en tener pareja cuando nuestro subconsciente, ninfocleptómano de toda la vida, nunca va a poder hacerse a la idea de tener que conformarse con una sola; esto hace que miremos a las demás, especialmente a las más jóvenes y guapos, con la nostalgia que producen los caminos no andados y con un amargo sentimiento de frustración. Algo que, a la fuerza, tiene que traer problemas. Tantos hombres y tan poco tiempo.




... el desfase de la tierra

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