947. Viernes, 30 marzo, 2007

Capítulo Noningentésimo cuadragésimo séptimo: "En amor, lo de menos son los insultos; lo grave es cuando empiezan los bostezos" (Enrique Jardiel Poncela, 1901-1952, escritor español)

Por alguna extraña razón que desconozco, las revistas dedicadas a los hombres no suelen regalar nada. En cambio, las dedicadas a la mujer, las "femeninas", son, en cada uno de sus números, un completo bazar que puede competir sin ningún problema con cualquier tienda de todo a cien: pendientes, zapatillas, bolsos, pareos, bufandas, colonias, todo tipo de bisutería variada... Hasta hubo una revista francesa, (Jalouse creo que se llamaba, que tuvo la (feliz) idea de regalar con su número de diciembre un vibrador. Los 50.000 ejemplares de la revista duraron menos que un caramelo a la puerta de un colegio. Naturalmente.

Visto el resultado pensaba yo que alguna revista hermana de por aquí haría rápidamente lo mismo. Sigo esperando. Más tontos son ellos. El éxito estaría asegurado que para eso el vibrador fue el quinto articulo para el hogar en ser electrificado, después de la máquina de coser, el ventilador, la cafetera y la tostadora. Por algo sería.

Además con un buen marketing ni las mentes más púdicas, recatadas, decorosas y decentes iban a poder protestar. Al fin y al cabo basta con saber la verdad, que los vibradores (no confundir con los dildos, -consolarse a tracción manual es más viejo que la orilla del río-) empezaron a usarlos los médicos a finales del siglo XIX como un instrumento para curar la histeria femenina (y perdón por la redundancia) sirviéndose de ellos para provocarle a las pacientes lo que llamaban un "paroxismo histérico" y consiguiendo así en aquellas pobres mujeres, una serie de beneficios terapéuticos que ninguna otra medicina les lograba provocar.

Unos beneficios, por cierto, que eran sospechosamente iguales a los que dicen que produce un orgasmo. Pero vamos .. ¿qué retorcida mente puede llegar a ser tan lúbrica como para pensar que usar tal instrumento curativo recetado por los médicos, gente preparada y con años y años de estudio, puede ser un pecado? Alguna mente enferma si acaso ¿Verdad? Hasta el lunes.




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946. Jueves, 29 marzo, 2007

Capítulo Noningentésimo cuadragésimo sexto: "Estoy en la cárcel por un delito que no cometí... ¡Intento de asesinato! ¿Y qué significa eso de intento? ¿Acaso conceden el Premio Nobel por el Intento de Química? " (Actor Secundario Bob , 36 años, actor secundario, psicópata, alcalde corrupto, Sprinfield)

Es lo que tiene hablar cada mañana de temas de rabiosa actualidad, hay tantos y tan variados que nunca sabe uno cual elegir, sin embargo, y después de reunir al consejo de redacción y por mayoría de mi mismo, he decidido que hoy toca una de estadísticas.

Aunque esté muy mal visto socialmente, dicen las encuestas, y no hace falta más que mirar alrededor para comprobar que éstas sí son ciertas, que el 100% de la humanidad se mete el dedo en la nariz.

¿Frecuencia?: Menos de una vez al día: el 3,5%; De una a cinco veces al día: el 41,8%; Más de cinco veces al día, el 31,8%; Más de diez veces al día: 15,3%; Y más de veinte veces al día: el 3,6% .

¿Dónde?: En público: el 36% y en privado el resto.

¿Cómo?: Con el dedo: 80,5%, repartido entre el pulgar: 65,1%, el meñique: 20.2% y el pulgar: 16,4%; Con unas pinza: 6,5%; Con un lápiz: el 4,5%.

¿Por qué?: Por higiene personal: 34%; Porque sienten picores: 31,2%; Por despejarse la nariz: 28,6%; Por costumbre: 22,5%; Por puro placer: 12%

¿..y qué hacen/hacemos con ellos?: El 90% los deposita en el pañuelo; Un 28,6 en el suelo; Un 7,6% los pega a la silla, mesa o similar que tenga más a mano y un 8% se los come, algo que, al contrario de lo que podría pensarse, es lo más ecológico, no hay que olvidar que debido a su alto contenido en sodio y potasio presentan un toque ligeramente salado, muy apropiado para el gusto de ciertos gourmets, expertos en delicatessen gastronómicos-humorales.

Pd: Últimamente ando de lo más "mediático". Nunca había escrito sobre Salamanca (y mira que la conozco desde que nací en ella) pero que alguien tan importante como Raúl me pidiera que hiciera algo y ¡encima! crea que el resultado pueda ser hasta publicado en sitio tan principal... !Coñe! como que me hace ilusión.

... el dormitorio perpetuo

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945. Miércoles, 28 marzo, 2007

Capítulo Noningentésimo cuadragésimo quinto: "Como consecuencia de las leyes físicas que rigen el universo es más fácil abrir una botella que volverla a tapar, motivo por el cual es prudente dejarla vacía. (Gilbert Keith Chesterton, 1874-1936, escritor británico)

Un buen amigo, defensor a ultranza de los cócteles, acostumbra a torcer el gesto cuando, por aquello de enredar un poco, le pregunto si es verdad que el cóctel más bebido de toda la historia es aquel que con tanto mimo han preparado durante años y años los camareros de los bares y tabernas echándole agua al vino que servían a sus clientes.

Y es que a pesar de mi absoluta militancia en la abstinencia, siempre me ha llamado la atención la parafernalia que rodea a la coctelería, empezando por el origen de la propia palabra que tiene casi tantas teorías como tipos de ellos existen.

Momento Petete. "Cóctel" es la castellanización de "cocktail", una palabra compuesta por "cock" y "tail", es decir "gallo" y "cola" lo que llevó a algunos estudiosos del tema a establecer su origen en las peleas de gallos y más concretamente en los combinados de bebidas que se daban a algunos de estos animales para aumentar su agresividad. Combinaciones que luego pasarían a ser deguistadas también por los propieetarios de los gallos ganadores.

Hay quien es más concreto y sitúa el origen de los cócteles en una pequeña ciudad de Virginia llamada Yorktown. Acababa el año 1879, cuando a un señor apellidado Flanagan, propietario de una taberna, se le ocurrió celebrar la rendición ante Washington del general inglés Cornwalles (que puso fin a la Guerra de la Independencia) inventando una combinación de distintos licores a los que llamó bracer (algo así como "estimulante") servidos, por idea de su señora, en unas copas adornadas con plumas de los gallos de su vecino.

Más contrastada está la que parece ser la historia más creíble. Corrían los últimos años del siglo XVIII cuando en la calle Royal, nº 437 de Nueva Orleans abría su botica un emigrante francés, Antonie-Amadee Peychaud, botica en la que se podían comprar todo tipo de brebajes, infusiones y elixires entre los que se encontraba uno original de SAnto Domingo y que alcanzó rapidamente un gran éxito, y que se servía en unos vasos para huevos llamados coquetier.

Sólo del origen de la palabra hay muchas más historias. Tiempo habrá. Mientras, y por aquello de que este es un blog sobre todo útil, tantos hombres y tan poco tiempo desvela uno de los secretos mejor guardados por los especialistas en el tema: la tabla básica para empezar a mezclar. A pesar de sabérsela de memoria ellos nunca te la contarán. Peluche la desvela en exclusiva. Hala.

... de bábara, barbitúricos

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944. Martes, 27 marzo, 2007

Capítulo Noningentésimo cuadragésimo cuarto: "Son tan insensatos los hombres que una violencia respetada acaba por parecerles un derecho" (Claude Adrien Helvétius ,1715-1771, filosofo francés)

En poco más de un mes voy de boda. Ajena, por supuesto. Hay muchas causas por las que soy alérgico no sólo a los casamientos sino a banquetes, comuniones, entierros y/o, en general, cualquier otro acontecimiento dónde sea necesario usar calzoncillos.

En general, las razones de este rechazo suelen ser las mismas. Independientemente de si el protagonista es un novio o un muerto, resulta que tengo cierta alergia a saludar una y otra vez y con una sonrisa forzada, a gente que parece conocerte de toda la vida pero que no recuerdo haber visto jamás, mientras aguanto en la espalda palmadita va, palmadita viene.

Evidentemente, además de esta razón, valida para cualquier tipo de reunión, cada evento presenta ciertos matices exclusivos que hacen aumentar aún más ese rechazo. Por ejemplo, y ya que hoy 27 de marzo es el día mundial del teatro, hablemos de una representación teatral en toda regla: la boda. ¿Hay algo más horroroso que el trozo de tarta de boda que te ponen al final?

Vale, en general la comida es asquerosa, el "salpicón de mariscos" no es más que lechuga con una salsa color "crema de limpiar zapatos", la "ternera a la crema de pimienta negra" es algo semejante a lo que deja un perro con diarrea y las "patatas redondas vaporizadas" parecen cucarachas albinas a las que le han quitado las patas. Pero nada que ver con el remate final: la tarta convierte todo lo comido hasta entonces en una exquisitez absoluta.
Algún día en el que os sintáis valientes haced la prueba y, sin que los efluvios del alcohol estén presentes en vuestras mentes, atreveros a sumergiros en una de las experiencias más asquerosas en las que puede caer el ser humano en su vida: comer tarta de boda a pelo.

Para que luego digan que ser abstemio no tiene inconvenientes.


... el sexo de los cuentos

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943. Lunes, 26 marzo, 2007

Capítulo Noningentésimo cuadragésimo tercero: "Exagerar la propia fuerza significa descubrir la propia debilidad (E. de Girardin, 1802-1867, escrito francés)

Otra vez lunes. Con varias horas todavía por delante de estar en el trabajo. Pongámonos manos a la obra para intentar (en la medida de lo posible) que semejante tortura nos resulte lo menos dura posible.

Va un sencillo ejercicio (directamente sacado de una de esas revistas científicas) que puede hacer más entretenidos estos amargos ratos laborales que aun nos quedan por cumplir hasta que nos suelten:

1. Coger una hoja de papel y un lápiz.
2. Contar el número de letras que tiene el propio nombre; si son más de siete, se resta 2.
3. Hacer lo mismo con el apellido.
4. Multiplicar ambos resultados.
5. Escribir el número en la hoja y rezar esta oración: "Señor dame fuerzas para dejar de hacer estas gilipolleces y ponerme a trabajar"
6. Arrugar el papel
7. Intentar encestarlo en la papelera

Dicen que si el resultado del enceste es positivo, se te cumple el deseo. Yo , por si acaso, he puesto la papelera al revés, que estas cosas las carga el diablo...


... conservar el perfume

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942. Viernes, 23 marzo, 2007

Capítulo Noningentésimo cuadragésimo segundo: ""El arte de envejecer es el arte de conservar alguna esperanza". (André Maurois, 1885-1967, novelista y ensayista francés)

Puede sonar a ciencia ficción, a frase hecha, o -peor- al capítulo principal de algún libro humorístico (de "autoayuda" creo que los llaman). Sin embargo todos los datos lo confirman: cuanto más, mejor.

Y hablo de la edad.

Hace poco se publicó una encuesta realizada entre mujeres inglesas (y que sean inglesas ya es por si mismo un factor que bajaría el porcentaje) de más de cuarenta años cuyos resultados eran reveladores: un 69% se declaraba más atrevida sexualmente que antes de cumplir los 40 años y un 66% decía tener más confianza en su cuerpo que en su juventud. Pero la cosa no queda ahí: un 77% reconoció disfrutar más del sexo que antes y un 45% confesó ir teniendo mayor apetito sexual con los años.

Y es que, a pesar de la manía que tienen algunos de mezclar sexualidad sólo con reproducción o disfrute sólo con pecado y suciedad, llegar a la vejez (o lo que es lo mismo, pasar de los treinta) no significa convertir el pene en una adorno navideño. Es más, su uso y disfrute debería estar convenientemente subvencionado aunque sólo fuera por el ahorro de dinero que se podría ahorrar la seguridad social -y por lo tanto todos los contribuyentes- si la tercera edad (o lo que es lo mismo, los que pasamos de los treinta) le dedicara al sexo la mitad del tiempo que dedica a quejarse de los ataques de la edad.

Todos los estudios lo confirman. En un pueblo de Gales unos investigadores de la revista Medical Journal llevaron a cabo un experimento. Hicieron un chequeo completo a 918 hombres de entre 45 y 59 años. Además se les preguntó sobre la frecuencia con la que tenían relaciones sexuales. Los datos oscilaron entre los que hacían el amor cada día y los que no lo hacían nunca. Durante 10 años se hizo un seguimiento de la salud y el índice de mortalidad de dichos sujetos. El resultado fue impepinable: aquellos que tenían una mayor frecuencia orgásmica eran los que más sanos estaban y más tiempo vivían.

¿Y qué anciano (o lo que es lo mismo: mayor de treinta) que sea medianamente normal no intentaría hacer lo posible para vivir más y mejor? Pues eso.

Hasta el lunes.


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941. Jueves, 22 marzo, 2007

Capítulo Noningentésimo cuadragésimo primero: " Todo hombre es sincero a solas; en cuanto aparece una segunda persona empieza la hipocresía." (Ralph Waldo Emerson, 1803-1882, poeta estadounidense).

Digo yo que aquellos a los que a la pregunta ¿si pudieras trabajar desde casa...? contestaríamos sin dudar un "pues no daríamos un palo al agua" no tendríamos que seguir contestando la encuesta ¿verdad?

Uno ante todo sincero. Vago, pero sincero.

... enterrar a los muertos

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940. Miércoles, 21 marzo, 2007

Capítulo Noningentésimo cuadragésimo: "Un beso es un secreto dicho a la boca en vez de al oído" (Ambrose Bierce, 1842-1914, escritor estadounidense)


¿Hay alguna remota posibilidad, por pequeña que sea, de saber si lo de entrar en tan selecto club tiene que ver con una cuestión de entrenamientos, perseverancia y grandes dosis de paciencia o sólo puede lograse semejante hazaña si uno ya viene preparado de serie con la forma y, sobre todo, el tamaño adecuado?

Lo digo para seguir intentándolo o parar antes de que se me disloque algo, que los crujidos de la espalda del otro día no sonaban pero que nada bien. Buenos días, ya (sniffff) estoy (snifff) de vuelta ¿Ganas de trabajar hoy después de los varios días de fiesta fallera? Ninguna. Ni se espera que vengan.


... el más breve

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939. Viernes, 16 marzo, 2007

Capítulo Noningentésimo trigésimo noveno: "Para conocer a la gente hay que ir a su casa" (Johann Wolfgang von Goethe, 1749-1832, escritor alemán)

Huyo del fuego como de la peste y soporto malamente (pero muy malamente) cualquier ruido que supere el que puede producir un suspiro (y que no sea muy profundo), pero algo tienen que tener las fallas cuando cada año tanta gente es capaz de convertir su creatividad, su vitalidad y sus ahorros en pólvora, en fuego y en humo.

Este fin de semana, que se alargará hasta el martes, voy a comprobarlo de primera mano. Estaré en Valencia. Vuelvo el miércoles.

¡Ahhh! Se me olvidaba. No hay que perder (no se debe) las buenas costumbres: si hoy es viernes toca sexo (hablar de). Dicho y hecho. Nueve de cada diez urólogos recomiendan un sencillo truco (que peluche práctico desvela en toda su crudeza) para que la erección de turno no te haga pasar el mal rato de tu vida.

Ya sé que alguno dirá que las erecciones no son inoportunas sino aprovechables, pero hay ciertos momentos en los que no te acaba de venir bien que aquello se empieze a notar tan hinchado. Que levante la mano el que no se ha quemado alguna vez la espalda por no atreverse a darse la vuelta en la playa; que levante la mano el que recién levantado por la mañana iba meándose y por culpa de aquella matutina firmeza tuvo que desistir del intento a pesar de la incomodidad que ello suponía...

Pues vamos allá. Cuando, por la razón que sea, uno tenga una erección inesperada y no le interesa que semejante elevación se produzca, hay un truco infalible: encoger los dedos de los pies.

Un ejercicio, por cierto, que, por más que acaben de aprobar una ley de igualdad obligatoria de sexo y por más que algunas se desgañiten gritando histéricamente eso de "ista, ista ista, España feminista", sólo, repito sólo pueden hacer los hombres. Y la culpa no es mía.

Ahora sí: hasta el miércoles.




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938. Jueves, 15 marzo, 2007

Capítulo Noningentésimo trigésimo octavo: "Los intelectuales resuelven los problemas. Los genios los evitan" Albert Einstein, 1879-1955 físico alemán)

La ilusión de cualquier vago es que, ya que hay que "estar" en el trabajo, uno se esfuerce lo mínimo posible. Pero sin olvidar lo más importante: que no se note. O al menos que no se note mucho.

Parece que he encontrado la solución para poner en marcha tan ardua tarea (no trabajar sin que se note no es fácil, lo hemos comprobado todos) en uno de los libros más prácticos que he leído en mi vida, su título: "Manual de supervivencia para vagos y afines" y su lema es de los de seguir al pié de la letra: "los perezosos viven para los placeres de la vida, pero el trabajo no es uno de ellos".

- Primera norma: Ser lento.. Hay que hacer el trabajo que nos encarguen muy despacio, el resultado es infalible siempre que uno no se pase. El truco solo consiste en "vender" que lo que estamos haciendo es algo muy importante que requiere mucho tiempo y atención. Es infalible, nadie te dará más trabajo hasta que no acabes la "complicada" tarea que tienes entre manos.

- Segunda norma: Hacerse notar. Para esto se necesita un poco de práctica pero se acaba consiguiendo, suele ser efectivo pasear de arriba abajo mientras explicas a todos lo complicado que resulta el trabajo que realizas. Si hay alguna posibilidad de salir, también es efectivo que cuando uno se escaquee deje bien claro que tiene una cita de trabajo imprescindible, además de dar prestigio, podrás desayunar a gusto.

- Tercera norma: Quejarse sin razón. Todos sabemos que una mentira repetida cien veces al final se convierte en verdad, por lo tanto nada mejor que repetir alto y claro la cantidad de trabajo que tienes, algo que además te permitirá hacer otras cosas sin que los demás te señalen como un vago.

- Cuarta norma: Ponerse enfermo. Algo muy útil, sobre todo ciertos días, pero de lo que conviene no abusar. Hay que tener siempre preparado el terreno encargándose de pregonar los días antes la cantidad de trabajo que hay esa semana y lo agobiado que estás, para que hasta el jefe piense que te has quedado en la cama por puro agotamiento laboral.

- Y quinta norma: Pedir siempre consejo a los demás sobre la tarea que uno realiza pero no aportar ideas nunca. Así te evitarás un trabajo innecesario ya que si sigues lo que te digan los demás no tendrás que malgastar tu tiempo pensando en ideas propias y, lo que es mejor, si algo sale mal sabrás a quien echarle la culpa.

Y ahora, a la práctica...

... un invento cortante

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937. Miércoles, 14 marzo, 2007

Capítulo Noningentésimo trigésimo séptimo: "Una mujer sería encantadora si uno pudiera caer en sus brazos sin caer en sus manos.", Ambrose Bierce, 1842-1914, periodista y escritor estadounidense)

Aunque pueda sonar extraño, no fue hasta los primeros años treinta del siglo XX cuando se vio por primera vez y en público, una parte del cuerpo de la mujer que hasta entonces se había mantenido completamente escondida: la espalda.

Lo más curioso es que el descubrimiento de semejante zona llevó a un encarcelamiento de otras: las faldas se alargaron, los escotes delanteros se recataron al máximo y hasta la más avanzadas intentaban aplanar artificialmente sus pechos para que no llamaran mucho la atención.

Lo que no sabía yo es que semejante mecanismo de la moda tiene su "lógica" (al estar hablando de un comportamiento típicamente femenino "lógica" siempre entre comillas) que responde a la "teoría de las zonas erógenas", una teoría capaz de explicar cómo una vez que una zona corporal empieza a perder su foco de atracción (generalmente por sobreexibición) hay que encontrar rápidamente otro que le reemplace. Pero para que la nueva zona sea sugerente y, sobre todo, visible, hay que retirar el resto de los estímulos que pudieran distraerla.

Creo que fue un escritor francés el que lo dijo: "Hay tres cosas que jamás he podido comprender: el flujo y reflujo de las mareas, el mecanismo social y la lógica femenina". Me apunto.


... homo sapiens

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936. Martes, 13 marzo, 2007

Capítulo Noningentésimo trigésimo sexto: "El asunto es el problema; la forma, la solución" (Christian Friedrich Hebbel, 1813-1863, poeta y dramaturgo alemán)

Aprovechemos otro martes y trece para poner algunos datos del día


Y que nadie se extrañe. A pesar de todo España es uno de los sitios en los que estas cosas son más normales. No hace falta irse muy lejos para comprobar cómo se las gastan por los extranjeros. Aquí al lado, en la misma Polonia, sus habitantes (que suelen ser polacos) creen a pie juntillas que ver un deshollinador da mal fario. Para deshacer el mal agüero hay que agarrase un botón y no soltarlo hasta ver a tres señoras con gafas o a una monja. Menos mal que no quedan muchos deshollinadores ya.

Por cierto... yo soy libra.

... envidiable, sin duda


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935. Lunes, 12 marzo, 2007

Capítulo Noningentésimo trigésimo quinto: "Al otro lado de las nubes hay un cielo" (Mûhammad Al-Faytûri, 1930, escritor sudanés)

Aprovechando las pocas ganas de escribir de los lunes hoy una carta que me he encontrado escondida es un pequeño rincón (en página impar y con letra minúscula) en uno de esos dominicales con sus páginas abarrotadas de modelos tan perfectos como clónicos

Lo saludable ha dejado de ser una moda: ahora es una religión. Sus templos pueblan las ciudades en forma de gimnasios, tiendas de dietética, salones de belleza... mientras el adjetivo sano se aplica lo mismo a un champú que a la pantalla de un ordenador. Se persigue a los nuevos infieles, como gordos y fumadores (no digamos ya a los gordos fumadores), y uno comienza a ver caras alarmadas cuando comenta lo mucho que le gustan los callos. No basta con estar sano, además hay que parecerlo. Así es que, cada vez más, cedemos ante la presión y comenzamos a preocuparnos de cuántas calorías tiene la mortadela. Y usted, que tanto criticaba a Indurain cuando se quedaba clavado en alguna rampa, suda cada día la gota gorda en una bicicleta estática. ¿Merece la pena?

Hoy en día se nos vende de todo usando las palabras sano y en forma. Nos pasamos media vida buscando esa marca de cereales o de yogures que nos harán sentir bien gracias a sus supervitaminas. O esa crema milagrosa que borrará los efectos del envejecimiento en nuestro rostro. Se confunden apariencia y salud constantemente. Estar sano es mucho más que eso. Es estar bien con uno mismo: autoestimarse. Tenemos que darnos cuenta de que para cuidarse, primero hay que saber valorarse. Para estar en forma, no tenemos necesariamente que apuntarnos a un gimnasio, aunque esté muy de moda. Una dieta sana y algo de ejercicio son la clave para conseguirlo.

De lunes y esperando el final de semana. Llegan las fallas y este año va incluida una visita a Valencia. O eso espero.


... hachis asesino

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934. Viernes, 9 marzo, 2007

Capítulo Noningentésimo trigésimo cuarto: "El beso es un truco fantástico ideado por la naturaleza para que dejemos de hablar cuando las palabras están de más (Ingrid Bergman, 1915-1982, actriz de cine sueca)

Nerviosito abro el libro y empiezo a leer la introducción (que casualmente es lo primero que trae)

"Procedente de la India, el tantra no es sólo una técnica sexual sino que va más allá y busca la unión total entre los integrantes de la pareja y su comunión con el mundo. El tantra realiza una búsqueda interior y aprovecha la energía del sexo para fomentar la vitalidad, la fuerza interior y el placer. El tantra en una forma de vivir y de actuar que participa en muchos aspectos de nuestra vida".
Mal empezamos. Vale, muy bien, eso es el tantra, es decir una frase muy larga y que queda muy bien (como la mayoría de ellas) pero que no me aclara nada de lo que yo estaba buscando desde que me interesé por el tema cuando en una revista leí aquello de: "... el tantra puede alargar los encuentros amorosos durante horas, involucrar en ellos a todos los sentidos y incrementar el placer y volverlo más exquisito" Uno es así de espiritual.

No me desanimo y sigo leyendo:

"El tantra propone aprovechar la kundalini, es decir, la energía psicosexual sagrada, localizada en la zona sacra, y elevarla mediante ejercicios y la respiración, hasta que pase por los siete chakras. En el momento en que el individuo consigue liberar su energía está en armonía consigo mismo y el mundo. Para practicar el tantra correctamente se requieren años de experiencia.
Y hasta aquí. ¡Hala! ¿Años practicando? ¿Años buscándote los chakras a estas edades? ¿Pero qué se han creído? Y encima sin garantías. Imagínate que estás a punto de controlar el sexto chakra ese y de repente te das cuenta que por haber bebido agua del grifo (anda y que no tienen plomo las tuberías) o por haber comido gominolas caducadas (los efectos de los colorantes en el sexto chakra no están muy documentadas, creo) se te ha atrofiado el séptimo y no puede seguir.

Hombre que no es serio. Por supuesto que queremos alargar los encuentros amorosos, involucrar en ellos a todos los sentidos, incrementar el placer, volverlo más exquisito... y hasta si me apuran a ir a buscar los chakras allí donde estén, pero claro, antes de cumplir los 111 años, que no digo yo que no exista otra vida después en la que vamos a poder aplicar la técnica que hemos aprendamos, pero a ver quien te garantiza que en ella no acabas reencarnándote en un eunuco cualquiera. Por ejemplo. Hasta el lunes.

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933. Jueves, 8 marzo, 2007

Capítulo Noningentésimo trigésimo tercero: "Lo bueno no es tan bueno cuando se espera algo mejor. (Thomas Fuller, 1654-1734, escritor británico)

Aunque hay sus más y sus menos entre los que saben del asunto, parece acreditado que el primer brote de sífilis en Europa se produjo en la Barcelona de 1493, a la vuelta del primer viaje de vuelta de Cristóbal Colón desde América. Según cuenta la leyenda, los nativos se contagiaron de las llamas con las que solían tener relaciones sexuales para favorecer su fecundidad y después fueron los españoles quienes la contrajeron tras copular con los indígenas

Y aunque ya existían con otros fines, semejante "hazaña" fue sin duda el comienzo de un prospero y rentable negocio de esos que, junto con el de las funerarias, siempre tendrán su clientela fija: el de los preservativos.

Negocio que, aunque parezca mentira, tiene ramificaciones de lo más extrañas.

En la Universidad Estatal de California (EEUU), centro consagrado como tal universidad al saber y la investigación es posible comprar, además de corbatas, camisetas, ropa interior y demás prendas con el azul y el dorado que la distinguen, preservativos a juego con los mismos colores.

Y ahí no para la cosa. El negocio de los condones ha llegado hasta un mundo supuestamente alejado de semejante tema como el de las antigüedades.

Un ciudadano sueco pagó 3.750 euros por un preservativo fabricado a principios del siglo XIX con tripas de cerdo y adornado con dibujos eróticos, que se subastó en Londres en 1991.

Supongo que caducado, lo que se dice caducado, estaría, pero por más que he buscado no he logrado enterarme si también estaba usado, aunque imagino yo que en esto de las antigüedades pocas cosas no son de segunda mano.


... corajillo

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932. Miércoles, 7 marzo, 2007

Capítulo Noningentésimo trigésimo segundo: "A menos palabras menos pleitos" (Baltasar Gracián, 1601-2001, escritor español)

Y luego hay quien todavía se atreve a decirme que soy un guarro por no usar ningún tipo de ropa interior. Salvo claro está en bodas, bautizos, comuniones y entierros.

¿Guarro?, pues no. Si acaso... precavido.


Todos los capítulos de "tantos hombres y tan poco tiempo"

931. Martes, 6 marzo, 2007

Capítulo Noningentésimo trigésimo primero: "La violencia es el último recurso del incompetente". (Isaac Asimov, 1920-1992, escritor y bioquímico estadounidense)

Dicen que para hablar bien hay que saber callar no menos bien. Callar y hablar son dos posibilidades profundamente humanas, esencialmente humanas. Por supuesto, el silencio no es callar sin ton ni son, como hablar no es emitir palabras a tontas y a locas, pero sé, como casi todos, con cuánta frecuencia callar es gritar intensamente y como, en tantas ocasiones, lo incontable sólo cabe insinuarlo en el silencio.

Por eso yo hoy me pongo un poco más serio que de costumbre y con el silencio de unas pocas palabras me gustaría rendir homenaje a todas aquellas personas, especialmente mujeres, cuya único error en su vida ha sido cruzarse en el camino de un hijo de puta.

Con todos mis respetos a sus señoras madres y, sobre todo, a las señoras putas.

... venganza en el tren

Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

930. Lunes, 5 marzo, 2007

Capítulo Noningentésimo trigésimo: "No hay mejor forma de ejercitar la imaginación que estudiar la ley. Ningún poeta ha interpretado la naturaleza tan libremente como los abogados interpretan la verdad" (Jean Giradoux, 1841-1929, escritor francés)

No sólo de blogs vive el peluche en internet. Este fin de semana me he puesto muñoncitos a la obre y he creado mi primer virus informático. Ahí queda eso.

Ya sé que es un poco chapuza, pero tengo que reconocer que no he podido dedicar mucho tiempo a la criaturita. Se me ocurren muchas cosas para hacer un fin de semana pero entre ellas -al menos entre las quinientas treinta y ocho primeras- no se encuentra la informática. Cuestión de prioridades.


De todas formas... dadle una oportunidad al pobre haciendo lo que dice jooo.

... ¿camellos o dromedarios?

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929. Viernes, 2 marzo, 2007

Capítulo Noningentésimo vigésimo noveno: "Las bibliotecas son como las boticas: hay muchos venenos y pocos remedios" (André L. G. Prémontval, 1755. 1813, matemático frencés)

Ayer andábamos poniendonos el preservativo. Hoy, y para que no nos enfriemos mucho, vamos con el siguiente paso.
Según unos investigadores de esos que intentan mejorar la vida sexual de sus semejantes estudiando los comportamientos de los demás, -¡cómo si en cuestiones de sexo hubiera dos personas iguales!-, los hombres tenemos orgasmos cuya duración media se sitúa entre 10 y 30 segundos. Las mujeres, quienes por su naturaleza de mujeres tienen evidentes ventajas en cuestiones de sexo (las desarrollen, o no), entre 13 y 51.

Y no sólo eso. Mientras las señoras y/o señoritas tienen diez maneras de conseguirlo, (las desarrollen, o no) los hombres sólo poseemos (las desarrollemos, o no) cuatro: estimulando el pene (bien sea por masturbación o a través del coito), el más habitual y por mucho, estimulando la próstata y el ano, estimulando los pezones y, ya para los más raros (y, sin duda, más afortunados) estimulando simplemente su fantasía.

Ya sabemos que hay gente para todo, y seguro que el informe está hecho con la mejor intención, pero a mí este tipo de estudios, que suelen estar avalados por alguna universidad americana con nombre de millonario y mucha palabrería envuelta en un montón de cifras que nunca se pueden comprobar, me dan más miedo que un nublado.

Claro que la única manera de saber si semejantes datos responden a la realidad o son un invento para justificar el sueldo de becario a final de mes, va a ser comprobándolo por nosotros mismos. Voy a pasar, por razones evidentes, de andar cronómetro en mano para saber si acabo en dieciocho o en veinte segundos, pero desde luego, y ya que está el fin de semana por delante, tengo toda la intención de comprobar si es verdad que se puede conseguir un orgasmo de cuatro maneras. Y ya de paso intentaré descubrir alguna nueva. Hasta el lunes.

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928. Jueves, 1 marzo, 2007

Capítulo Noningentésimo vigésimo octavo: "La verdad no siempre es bonita, pero el hambre de ella sí". (Nadine Gordimer , 1923, escritora sudafricana)

Desde luego nadie puede rebatirles sus argumentos: la mejor arma para luchar contra cualquier enfermedad de transmisión sexual -sida incluido- es la abstinencia. También es verdad que les olvida incluir una alternativa igualmente válida: la castración (en cualquiera de sus modalidades) pero sus razones tendrán para ocultarla. Doctores tiene la iglesia, y nunca mejor dicho.

Pero más allá de teóricas verdades absolutas e irreales dictados morales, está feo mentir (creo que hasta es pecado hacerlo): el medio más eficaz para prevenir y evitar la propagación de estas enfermedades (muy por encima de la fidelidad absoluta a la pareja -"todo el mundo miente", House dixit-) es el preservativo. Se pongan como se pongan.

Lo siento, pero este tema me supera. Según el informe Durex, España es uno de los países del mundo donde más precauciones se toman a la hora de tener relaciones sexuales. Pero ¡todavía! algo más de la cuarta parte de las personas que participaron en la encuesta (un 27%) reconoce abiertamente haber practicado sexo sin protección o sin conocer el historial sexual de su pareja. Estamos locos.

Y eso que el condón no es un invento de ayer. Momento didáctico/repelente: en unas pinturas rupestres de hace más de doce mil años que hay en la cueva francesa de Combarelles ya aparece un señor manteniendo relaciones sexuales con algo parecido a un condón cubriendo su pene. Los romanos eran gran aficionados a los condones caseros (fabricados con tripa de corderos) para evitar las enfermedades venéreas (esa Venus.. diosa del amor) aunque no fue hasta el siglo XVI cuando al anatomista italiano Gabrielle Fallopio (el mismo de las trompas) se le ocurrió, en vista de una epidemia de sífilis, crear una funda de lino lavable que se ataba al pene con un lazo. Una idea similar a la que tuvo por la misma época el doctor Condom, un médico del rey Carlos II de Inglaterra que le acabó dando el nombre al invento. A pesar de estos intentos hubo que esperar al descubrimiento del latex a principios del siglo XX, cuando se convirtió en algo más extendido.. no mucho, teniendo en cuenta que no pudo ser vendido libremente hasta 1970.

Mientras no alcancemos en la escala evolutiva a algunos animales que ya han solucionado el problema (las arañas son capaces de copular sin intercambiarse un sólo fluido mediante un sistema de lo más original: el macho, una vez aceptado por la hembra, flexiona su abdomen como si se masturbara, toma con sus patas su semen y se lo ofrece a la hembra, que se lo "guarda en un bolsillo" para cuando lo necesite), nunca sobrarán las advertencias para que usemos el condón. Siempre.

... el director sustituto

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