894. Viernes, 12 enero, 2007

Capítulo Octingentésimo nonagésimo cuarto: "Las mujeres han servido todos estos siglos como espejos mágicos que poseían el delicioso poder de reflejar la figura masculina al doble de su tamaño natural" (Virginia Woolf 1882-1941 novelista británica)

Los piercings no son una cosa nueva. Ya la antigua realeza egipcia se anillaba (por cuestión estética) el ombligo y en Roma era costumbre que los miembros de la guardia del Cesar llevaran aros en los pezones como muestra de virilidad y coraje. No perdamos las buenas costumbres: si hoy es viernes, toca (hablar de) sexo. Aprovechemos que el Pisuerga pasa por Valladolid y vaya un pequeño recorrido por algunos de los piercings o anillas que se usan con una finalidad que va más allá de la estética: la de conseguir, con su uso, un mayor placer sexual.

Prince Albert: así llamado porque fue el Principe Alberto el primero que lo usó con la intención de que le quedara el prepucio retraído y así mantener su miembro limpio y libre de malos olores, unos malos olores que parecían molestar mucho a la reina. Consiste en un aro que se pasa a través de la uretra y hasta la base del glande (a la altura del frenillo más o menos). También fue muy usado por los miembros de la alta sociedad victoriana para sujetar sus genitales en una de las perneras de los pantalones, unos pantalones que según la moda de la época eran extremadamente estrechos.

Apadravya: barra con dos esferas en sus extremos que atraviesa la punta del glande verticalmente. Según el Kama Sutra (que ya lo menciona) es uno de los piercings más placenteros para la mujer.

Ampallang: similar al apadravya, pero aquí la barra se coloca horizontalmente (por encima de la uretra). Es muy usado por ciertas tribus del océano índico en el rito del paso de la niñez a la adolescencia.

Dydoe: consiste en dos barras que atraviesan la corona del glande en paralelo, una para cada lado. Según cuentan sus seguidores es el mejor sistema para recuperar la sensibilidad perdida a causa de la circuncisión.

Frenum: perforación en el frenillo del glande. Dicen sus usuarios que ayuda a retardar la eyaculación.

Guinche: piercing de iniciación para los nativos de algunas islas de la plinesia y del pacífico sur. Se trata de una barra colocada entre el ano y el escroto y que teóricamente controlaría, presionando suavemente, el músculo del que depende la eyaculación.

Foreskin: argolla colocada en el prepucio. En su origen se usó para asegurar la castidad impidiendo la erección (eran de mucho mayor tamaño). Ahora se usa simplemente por cuestiones estéticas.

Hafada: perforación en el escroto. De origen árabe su función es simplemente decorativa.

Ya, sé que sólo están los que usan los hombres y que las señoras y/o señoritas también tienen una ristra de ellos con sus nombres y todo. Pero uno sólo habla de lo que tiene más a mano y mi mano, que para las cosas sexuales es muy suya, jamás se acercaría a determinados sitios. Hasta el lunes.

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